ESCÁNDALO FINANCIERO

La CNMV fija la estafa total de Gescartera en 15.578 millones de pesetas

Los pequeños ahorradores invirtieron de media ocho millones de pesetas y sólo recuperarán 3,3

La Comisión Nacional del Mercado de Valores ha dictaminado que Gescartera no podrá pagar a sus clientes. Tiene registradas reclamaciones de 1.383 ahorradores por un importe total de 15.578 millones de pesetas. Éstos tendrán ahora que reclamar al nuevo Fondo de Garantía de Inversiones, creado por el Ejecutivo el pasado 3 de agosto precisamente para compensar a los estafados por Gescartera, un máximo de 3,3 millones cada uno. Tras deducir la media docena de principales clientes, el resto ha perdido, como media, ocho millones de pesetas. Es decir, el Gobierno, también por término medio, se hará c...

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La Comisión Nacional del Mercado de Valores ha dictaminado que Gescartera no podrá pagar a sus clientes. Tiene registradas reclamaciones de 1.383 ahorradores por un importe total de 15.578 millones de pesetas. Éstos tendrán ahora que reclamar al nuevo Fondo de Garantía de Inversiones, creado por el Ejecutivo el pasado 3 de agosto precisamente para compensar a los estafados por Gescartera, un máximo de 3,3 millones cada uno. Tras deducir la media docena de principales clientes, el resto ha perdido, como media, ocho millones de pesetas. Es decir, el Gobierno, también por término medio, se hará cargo del 40% de ese desfalco. El fondo de garantía aún no se ha constituido y tratará las reclamaciones caso a caso.

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El nuevo Fondo de Garantía de Inversiones pretende cubrir, hasta el límite de 3,3 millones por ahorrador, el agujero de Gescartera, el que dejó la agencia de valores AVA entre sus clientes y una previsión de posibles fiascos futuros. La Comisión de Valores no ha estimado aún cuánto tendrá que dedicar ese fondo para resarcir a los 1.383 clientes que han presentado reclamación en Gescartera. La cuantía no es simplemente el resultado de multiplicar esa cifra de clientes por los 3,3 millones de indemnización máxima, pues hay bastantes que han perdido menos de ese límite. Ésos lo recuperarán todo.

La CNMV, con su revisión de clientes y pérdidas, ha rebajado el célebre agujero de 18.000 millones de pesetas. Éste corresponde a una cifra que ha cuajado en la opinión pública después de que la CNMV la avanzara en un primer momento con la sospecha de que parte de los clientes de la agencia de valores de Antonio Camacho no tuvieran recibos ni resguardos, muy probablemente porque entregaron maletines con dinero negro.

Además, la confusa y solapada contabilidad de clientes y cuentas que Gescartera ofreció a la CNMV tras la intervención, el pasado 14 de junio, llevó a contabilizar un número de clientes superior incluso al que ahora se conoce y a sospechar que el agujero final no quedaría claro en mucho tiempo. Lo que ya sí está constatado es que Gescartera no podrá pagar a sus clientes, que tendrán que acogerse al fondo de garantía creado por el Gobierno el 3 de agosto. Este fondo corresponde a la trasposición de una norma comunitaria de 1993 que, sin embargo, ha tenido que esperar al escándalo de Gescartera para que se aplique.

Antes de la intervención, la CNMV sólo tenía constancia de que el volumen de negocio del que presumía la empresa de Antonio Camacho y que quedaba reflejado en las auditorías de Deloitte and Touche no llegó nunca a los 9.000 millones de pesetas.

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La cifra sobre un 'descuadre patrimonial' que analizó la CNMV de forma intermitente desde noviembre de 1998 hasta la definitiva intervención rondó los 4.000 millones de pesetas. Y en la investigación especial del Banco de España se ha constatado que en las cuentas de Gescartera en cinco bancos distintos nunca hubo más de 2.747 millones de pesetas, ni siquiera sumando los saldos de dinero en efectivo y los de cartera de valores a 31 de diciembre de cada año entre 1993 y este año. Si a esos saldos por cuenta de clientes se le suman los que tenían, a nombre propio, las personas físicas y jurídicas que conformaban el entramado de Gescartera, el máximo llega a 3.500 millones. Del resto, ni rastro.

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