LA BATALLA POR EL COMERCIO MUNDIAL

Una cita para aliviar la pobreza de 300 millones de personas

La sensación generalizada en la primera jornada de la cumbre de Duhá es que la lucha por las medicinas o la agricultura no deben interponerse en la puesta en marcha de un proceso de liberalización comercial que, según varias fuentes, supondrá para los países en vías de desarrollo un añadido de 0,5 puntos anuales a sus tasas de crecimiento y que puede sacar a 300 millones de personas de la pobreza absoluta para 2015.

Un reciente estudio de la Universidad de Michigan concluye que una nueva ronda que recortase en un tercio las subvenciones y tarifas que pesan sobre los intercambios comerci...

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La sensación generalizada en la primera jornada de la cumbre de Duhá es que la lucha por las medicinas o la agricultura no deben interponerse en la puesta en marcha de un proceso de liberalización comercial que, según varias fuentes, supondrá para los países en vías de desarrollo un añadido de 0,5 puntos anuales a sus tasas de crecimiento y que puede sacar a 300 millones de personas de la pobreza absoluta para 2015.

Un reciente estudio de la Universidad de Michigan concluye que una nueva ronda que recortase en un tercio las subvenciones y tarifas que pesan sobre los intercambios comerciales beneficiaría al PIB mundial con 615.000 millones de dólares extras, lo que es equivalente a añadir otro mercado como el de Brasil a la economía mundial. En un momento en que Japón está en recesión, EE UU al borde de ésta y la UE debilitada, lo que el comercio puede aportar al crecimiento suena a gloria. La necesidad de impulsar la ronda también se debe a que este año el comercio mundial crecerá a un ritmo inferior al 2%, el más lento en una década, frente al 12% récord que registró en 2000.

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Los países pobres y en vías de desarrollo creen en las bondades del comercio, pero no en el sistema que lo regula porque se sienten excluidos de una buena parte de los beneficios. Quieren más mercados para sus principales productos, los agrícolas y los textiles, y beneficiarse de las nuevas tecnologías a cambio de abrir más sus economías a los países ricos. Los Estados menos desarrollados también saben que dejar las cosas como están tampoco les conviene demasiado.

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