Tribuna:DEBATE

Preguntas sin respuesta

¿Por qué la Consejería de Educación no aborda los ejes esenciales del sistema público y, por el contrario, prioriza asuntos que, no sólo no son importantes, sino que, además, generan nuevos problemas? Ésta es tan sólo una de las múltiples preguntas que los docentes nos planteamos cada día. ¿Qué razones existen para que no se acometa decididamente la construcción y adecuación de centros escolares, la actualización de los criterios de asignación de fondos para el funcionamiento de los institutos, la negociación de las plantillas de Formación Profesional, y el diseño y ejecución de un aunténtico ...

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¿Por qué la Consejería de Educación no aborda los ejes esenciales del sistema público y, por el contrario, prioriza asuntos que, no sólo no son importantes, sino que, además, generan nuevos problemas? Ésta es tan sólo una de las múltiples preguntas que los docentes nos planteamos cada día. ¿Qué razones existen para que no se acometa decididamente la construcción y adecuación de centros escolares, la actualización de los criterios de asignación de fondos para el funcionamiento de los institutos, la negociación de las plantillas de Formación Profesional, y el diseño y ejecución de un aunténtico proyecto de inserción del alumnado inmigrante? Nos preguntamos los profesores.

¿Por qué en cambio, los responsables de la Consejería de Educación ocupan su tiempo en elaborar normas que menoscavan la autonomía de gestión de los centros? Basta citar dos ejemplos que ilustran la actitud de recelo de la Administración frente a la labor del profesorado: por una parte en el ámbito organizativo hay que recordar el frustado borrador de la Orden Reguladora de los Centros, que causó un amplio rechazo en la comunidad escolar, y que llegaba a fijar hasta el orden del día de las reuniones de los órganos colegiados en los institutos. Y por otro lado, más recientemente, el decreto de mínimos del área de valenciano, que impide que se estudie las obras de escritores no nacidos en el País Valenciano. A este paso se nos dirá que los alumnos no deben estudiar al premio Nobel Gabriel García Márquez porque no es español, o al propio Rubén Dario por ser nicaragüense.

Puesto que desde una prespectiva académica y científica estas actitudes resultan impresentables: ¿cabría pensar que el objetivo no es la mejora de la enseñanza pública, sino establecer mecanismos de estricto control sobre el funcionamiento de los centros? ¿Acaso la meta de las autoridades educativas no es forjar en los adolescentes un pensamiento propio, cosmopolita y crítico? ¿ Quizá existan otras directrices menos confesables? Son preguntas ante las que, por el momento, no tenemos respuesta alguna.

José Luis Moreno es portavoz de los directores de Alicante.

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