OPINIÓN DEL LECTOR

De ruidos y terrazas de verano

El artículo publicado en EL PAÍS (19 de agosto) sobre el área canina impuesta a los vecinos de la plaza de Olavide -cuyo texto suscribo- de momento ha surtido un efecto positivo: un equipo de limpieza municipal se ha destacado dispuesto a dejar el pavimento como una patena. Pero, como desde la última reforma de la plaza (éste es el tercer verano) una mugre espesa se ha estado apoderando de las losas porosas entonces instaladas, sobre todo en el área de las terrazas de los bares, la limpieza, hasta ahora, sólo ha servido para realzar las profundas manchas de grasa allí acumuladas.

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El artículo publicado en EL PAÍS (19 de agosto) sobre el área canina impuesta a los vecinos de la plaza de Olavide -cuyo texto suscribo- de momento ha surtido un efecto positivo: un equipo de limpieza municipal se ha destacado dispuesto a dejar el pavimento como una patena. Pero, como desde la última reforma de la plaza (éste es el tercer verano) una mugre espesa se ha estado apoderando de las losas porosas entonces instaladas, sobre todo en el área de las terrazas de los bares, la limpieza, hasta ahora, sólo ha servido para realzar las profundas manchas de grasa allí acumuladas.

En cuanto al cumplimiento de las ordenanzas de ruido, aconsejo al lector que se persone, preferentemente un fin de semana, por el lugar para que pueda apreciar los decibelios que soportamos los vecinos: al aumentar los clientes, crece el número de sillas y mesas, excediendo, sin duda, a las permitidas por ley (antes de la reforma, un hermoso seto impedía extralimitarse) y aumentando también el ruido hasta las dos o las dos y media de la madrugada. Después, la sonora recogida de sillas y mesas, bajada de cierres y el runrún de las motos en marcha nos brindan una propina de media hora al concierto con el que nos han estado deleitando. Añádanse a lo anterior los sonidos agudos de los coches aparcados ilegalmente en las dos calles que mueren en la plaza cuando pugnan por salir y no tienen el paso franco.

Para colmo, se nos amenaza con una nueva normativa que permitirá que los dueños de bares con terraza hagan su agosto todo el año. ¿Cuándo pueden descansar los vecinos y los que trabajan? ¿Dónde están los inspectores de sanidad y terrazas? ¿Cuántos establecimientos respetan las ordenanzas municipales? ¿No podrían suprimirse las áreas caninas si se concienciara, a base de multas cuantiosas, a las personas que no recogen los excrementos de sus perros?-

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