Reportaje:GENERACIÓN NÓMADA

LLAMADAS QUE CAMBIAN UNA VIDA

Yago Boter tenía 20 años cuando lo dejó todo y se fue a África. Desde entonces este barcelonés ha pasado allí largas temporadas trabajando en proyectos de acción humanitaria

Cuando te ves con sólo 20 años, de traje y corbata, y trabajando tanto que te suena el móvil hasta en el baño dices: Basta'. Yago Boter (Barcelona, 1974) no podía más. Compró un billete de avión y se plantó en Nairobi (Kenia) con una mochila y 60.000 pesetas. Tenía seis meses por delante, ganas de cuidar elefantes y el número de teléfono de un posible trabajo. Pero nunca contestaron a sus llamadas. Así que, cuando se enteró de que en Tanzania había unos misioneros españoles, viajó hasta la región de Arusha y se ofreció para hacer 'lo que fuera' a cambio de comida y alojamiento. En dos meses, h...

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Cuando te ves con sólo 20 años, de traje y corbata, y trabajando tanto que te suena el móvil hasta en el baño dices: Basta'. Yago Boter (Barcelona, 1974) no podía más. Compró un billete de avión y se plantó en Nairobi (Kenia) con una mochila y 60.000 pesetas. Tenía seis meses por delante, ganas de cuidar elefantes y el número de teléfono de un posible trabajo. Pero nunca contestaron a sus llamadas. Así que, cuando se enteró de que en Tanzania había unos misioneros españoles, viajó hasta la región de Arusha y se ofreció para hacer 'lo que fuera' a cambio de comida y alojamiento. En dos meses, había pasado del estrés de trabajar en el negocio inmobiliario familiar en Barcelona a construir una guardería para los niños de la tribu mangati.

Como voluntario en Tanzania, Yago entró en contacto con ONG. Ingeniería Sin Fronteras le propuso trabajar en un proyecto de llevar agua potable desde un manantial hasta el pueblo de la misión: 15 meses, 12 kilómetros de tubería, 21 fuentes. En África es muy difícil seguir un plan de trabajo, conseguir los permisos o los materiales. Y hay otros trámites, como las reuniones con los jefes de las tribus, bajo un gran árbol, intentando convencerles de los beneficios de tener agua potable 'en un lugar donde la gente muere a mansalva por una simple diarrea'.

A Yago le costó volver a España, pero lo tuvo que hacer para cumplir la prestación social sustitutoria. 'Cuando llego a África me adapto en dos días, pero a la vuelta puedo tardar meses', dice. Por eso decidió que si en dos años no conseguía la felicidad que había sentido en Tanzania 'volvería a salir'. Y no la debió conseguir, porque presentó su currículum en Médicos Sin Fronteras, pasó una entrevista, hizo el curso PPD (Preparación Primer Destino), y en poco tiempo estaba de vuelta en África. Angola.

'Angola es increíble, es la bandera del país desastre'. Una guerra de 30 años 'entre dos bandos sin más ideología que el petróleo y los diamantes que ha descuidado sistemáticamente a la población'. Hay tantas minas antipersona que, sin poner ni una más, se tardaría 3.000 años en limpiar el terreno. Miles de mutilados. El 10% de la población vive en campos de desplazados, el 70% no tiene agua. Sanidad o educación, ni pensarlo. Con este panorama, Yago trabajó nueve meses como logista administrador en un proyecto de atención sanitaria a dos campos de desplazados en la región de Huila. Los logistas son responsables de que esté todo a punto para trabajar en el terreno: administrar el presupuesto, controlar las comunicaciones, los equipos, la llegada y distribución de material, etc. Velar para que, por ejemplo, haya combustible para los vehículos, tiendas y medicamentos. Mucha previsión.

¿El resultado? 'Se salvan muchas vidas y se palia el sufrimiento'. Malaria, paludismo, disentería, tuberculosis... 'Y la gente siempre tiene una sonrisa en los labios. Están tan en el límite entre la vida y la muerte que lo único que les queda es reír'. 'A oír bombas y tiros te acostumbras'. Las medidas de seguridad, impuestas por Naciones Unidas, son muy estrictas y los cooperantes no se pueden separan de la radio.

Además de la acción humanitaria, Yago Boter insiste en la importancia de 'ser testigos de lo que pasa para poder contarlo'. Las ONG asumen la inexistente asistencia pública, pero 'la solución al problema de África está aquí, donde la gente tiene el poder de exigir a la clase política que tome medidas'. Está convencido de que estamos en un momento 'muy importante para la humanidad. Manifestaciones como las de Génova o la guerra contra las multinacionales farmacéuticas nos tienen que llevar a algún sitio'. Ahora Yago está en Barcelona y sus planes pasan por ampliar su formación. Los estragos de las minas antipersona le impactaron tanto que le gustaría trabajar en algún proyecto relacionado. 'Es la guerra al revés. Tú pones las minas y yo las quito'.

Médicos Sin Fronteras. www.msf.es Ingeniería Sin Fronteras. www.ingenieriasinfronteras.orgMédicos Sin Fronteras. www.msf.es Ingeniería Sin Fronteras. www.ingenieriasinfronteras.org

Yago Boter, en Barcelona.SILVIA T. COLMENERO

Víctimas de 30 años de guerra

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