OPINIÓN DEL LECTOR

Relato de un hospital pintoresco

Soy un desafortunado ciudadano al que corresponde, en caso de enfermedad, el conocido hospital Clínico de San Carlos. Durante el tiempo que mi padre, enfermo cardiaco, lleva ingresado, hemos recorrido distintas plantas y puntos cardinales de este pintoresco hospital. Mi impresión sobre lo que allí he visto me anima a recomendarlo como itinerario turístico a distintos colectivos a los que creo podría interesarles visitar el ala norte:

- Al colectivo de los cotizantes a la Seguridad Social, para que vean que sus cotizaciones durante su vida laboral dan derecho, en caso de enfermedad, en p...

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Soy un desafortunado ciudadano al que corresponde, en caso de enfermedad, el conocido hospital Clínico de San Carlos. Durante el tiempo que mi padre, enfermo cardiaco, lleva ingresado, hemos recorrido distintas plantas y puntos cardinales de este pintoresco hospital. Mi impresión sobre lo que allí he visto me anima a recomendarlo como itinerario turístico a distintos colectivos a los que creo podría interesarles visitar el ala norte:

- Al colectivo de los cotizantes a la Seguridad Social, para que vean que sus cotizaciones durante su vida laboral dan derecho, en caso de enfermedad, en plena era espacial y en la Euroespaña, a una convivencia en habitaciones compartidas con otros cuatro enfermos de distintos males, sin aire acondicionado, sin cuarto de baño en la misma, pero sí fuera de ella. A este cuarto de baño, que comparten solidariamente con los enfermos de otras tres habitaciones, son acompañados en incesante procesión por sus familiares, que en solidario vía crucis les ayudan a arrastrar, cual báculos pontificales, los carritos portabotellas y demás artilugios que los médicos nos introducen en el cuerpo.

- A las ONG, para que, en su admirable labor diaria, vayan a lo fácil. Miren en su tierra y a sus vecinos.

- A los eruditos de la historia, para que comprueben, en una breve visita, las condiciones de vida de hace 50 años.

- A los científicos curiosos, para que vean la capacidad de adaptación del hombre actual, cómo, en un abrir y cerrar de ojos, se adapta y sobrevive a las condiciones de vida de hace medio siglo (más televisión), aun siendo viejo y estando enfermo.- A los periodistas que buscan noticias en un verano aburrido y lleno de pateras y bombas de ETA, para que vayan, vean, filmen y publiquen.

¡Ah!, pero qué bobadas digo. ¿A quién le interesa un viejo cotizante que contribuyó a pagar los colegios y becas de los dirigentes actuales? ¡Que se joda y se aguante, y si no, que se hubiera hecho de Sanitas!

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