Buen teatro

Después de 25 años, el Festival Grec ha acabado por convertirse, en Barcelona, en una de las grandes citas escénicas de la ciudad. Nació en 1976 del mismo impulso que, en política, llevó a la transición, guiado entonces por un amplio colectivo de creadores teatrales que luego han marcado el rumbo en una ciudad que pasa por ser la capital teatral de España. La actual edición cuenta con un buen puñado de montajes que apetece ver.

Empezando por el espectáculo inaugural, Don Juan, de Molière. A García Valdés se suman Àlex Rigola (Woyzeck, de Georg Büchner) y Ferr...

Después de 25 años, el Festival Grec ha acabado por convertirse, en Barcelona, en una de las grandes citas escénicas de la ciudad. Nació en 1976 del mismo impulso que, en política, llevó a la transición, guiado entonces por un amplio colectivo de creadores teatrales que luego han marcado el rumbo en una ciudad que pasa por ser la capital teatral de España. La actual edición cuenta con un buen puñado de montajes que apetece ver.

Empezando por el espectáculo inaugural, Don Juan, de Molière. A García Valdés se suman Àlex Rigola (Woyzeck, de Georg Büchner) y Ferran Madico (Bodas de sangre, de García Lorca). Los tres montajes completan las producciones mayores de esta edición.

Otra cita es el retorno al Grec de Núria Espert, que cerrará el festival con Medea, de Eurípides, dirigida por Michael Cacoyannis. Poco teatro internacional, pero potente. Nada menos que el Théâtre Zingaro, de Bartabás, el mago ecuestre. Y regresa el Teatro Garibaldi di Palermo, con dos piezas breves. Están, además, Nederlands Dans Theater, y las producciones argentinas, englobadas en el ciclo sobre Buenos Aires. Y un ciclo de solos que, junto a lecturas de Georges Lavaudant, Patrice Chéreau y Carlo Cecchi, reúne a gente tan conocida como Joaquín Sabina, Pere Arquillué y Rosa Novell.