El Museo Vasco acompaña a los lapones y sus renos en un viaje a través del tiempo

De Laponia se conoce, sobre todo, el Sol de Medianoche y la navideña estampa de los trineos arrastrados por renos. Pero más desconocidos son sus habitantes, los sumi, uno de los pueblos indígenas de Europa con una historia, lengua, cultura y forma de vida más antigua y exclusiva. El Centro de Información sobre el Euro de Vizcaya ha organizado en el Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco (plaza Miguel de Unamuno, 4) una exposición dedicada a Finlandia, donde reside actualmente parte de ese pueblo, dentro de una campaña de difusión sobre los estados de la UE.

La muestra...

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De Laponia se conoce, sobre todo, el Sol de Medianoche y la navideña estampa de los trineos arrastrados por renos. Pero más desconocidos son sus habitantes, los sumi, uno de los pueblos indígenas de Europa con una historia, lengua, cultura y forma de vida más antigua y exclusiva. El Centro de Información sobre el Euro de Vizcaya ha organizado en el Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco (plaza Miguel de Unamuno, 4) una exposición dedicada a Finlandia, donde reside actualmente parte de ese pueblo, dentro de una campaña de difusión sobre los estados de la UE.

La muestra Viaje en el tiempo tras la sombra de los renos, que se podrá ver hasta el próximo 29 de julio, plantea todo un recorrido por Europa desde el año 33.000 antes de Cristo hasta el siglo XX siguiendo la marcha de los renos, indefectiblemente unidos al devenir de los sumi, de Iberia a Laponia, una marcha que iba acompasada al retroceso de la tundra.

Unas 85.000 personas que hablan tres lenguas y nueve dialectos repartidas entre el centro y el norte de Noruega y de Suecia, Finlandia y la península rusa de Kol forman la radiografía del pueblo sumi. Sus orígenes se remontan al finales de la Edad de Hierro. Para conocer su historia, la exposición reproduce mapas y dibujos de renos, gamos, alces y ciervos en distintos escenarios, como paredes de cuevas, huesos y cantos rodados, realizados entre 3.600 y 2.700 años antes de Cristo.

Fotografías, piezas de artesanía, trajes y telares, entre distintos objetos, también llaman la latención. Igual sucede con la canoa de madera cubierta por la piel de un reno colocada en el centro de una sala y una cornamenta que se exhibe en una vitrina. Toda la la muestra está acompañado de didácticos paneles en euskera y castellano. El hombre prehistórico no plasmaba paisajes, pero a través de los grupos faunísticos se ha podido conocer su vida cotidiana.

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