La Iglesia ortodoxa griega impone limitaciones a la visita del Papa a Atenas

Juan Pablo II, que este mes cumplirá 81 años, inicia hoy un itinerario que, junto a la razón espiritual de seguir los pasos del apóstol Pablo a través de Grecia, Siria y Malta, lleva consigo un hondo significado histórico y político y que, especialmente en la primera etapa, ha necesitado de un complicado equilibrio para que el Pontífice pueda visitar el único Estado de la UE de religión ortodoxa.

La visita de tan sólo 24 horas a Grecia ha sido posible tras dos años de delicadas negociaciones entre representantes del Vaticano y de la Iglesia ortodoxa. Roma ha transigido en cumplir varias...

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Juan Pablo II, que este mes cumplirá 81 años, inicia hoy un itinerario que, junto a la razón espiritual de seguir los pasos del apóstol Pablo a través de Grecia, Siria y Malta, lleva consigo un hondo significado histórico y político y que, especialmente en la primera etapa, ha necesitado de un complicado equilibrio para que el Pontífice pueda visitar el único Estado de la UE de religión ortodoxa.

La visita de tan sólo 24 horas a Grecia ha sido posible tras dos años de delicadas negociaciones entre representantes del Vaticano y de la Iglesia ortodoxa. Roma ha transigido en cumplir varias exigencias ortodoxas como el cambio de escenario para la misa del sábado, pasando del Estadio Olímpico de Atenas, con 80.000 asientos, al modesto Palacio de los Deportes de la capital griega, con 18.000 plazas, y la ausencia del séquito papal del cardenal Ignacio Musa, que no pertenece al rito latino, sino al oriental, muy semejante en las formas al ortodoxo pero que conserva la fidelidad a Roma.

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Los detalles han sido extremados al milímetro, no sólo por parte romana, para no herir sensibilidades, sino también por la griega, para no aparecer como demasiado condescencientes a los ojos de los sectores más intransigentes de la ortodoxia. Así, cuando Juan Pablo II visite esta tarde el arzobispado de Atenas, su titular, el obispo Christódulos, apenas le ofrecerá algo más que un vaso de agua. Del mismo modo, Christódulos ha declinado la invitación para cenar junto al Pontífice en la nunciatura.

Desde hace una semana, los monjes de 20 monasterios, entre otros el emblemático Monte Atos, donde ni siquiera ondea la bandera griega, sino la del Imperio Bizantino, han celebrado vigilias de oración a los pies del monte Olimpo en protesta por la llegada de Juan Pablo II a suelo griego. Las protestas también se han extendido a la capital griega, donde unos pocos cientos de monjes se han manifestado contra el Papa portando banderas bizantinas y pancartas en las que se podían leer frases como: 'Fuera el Papa anticristo de la Grecia ortodoxa', 'Ortodoxia o muerte' o 'No a la matanza de los serbios ortodoxos'.

Está previsto que Juan Pablo II llegue hoy, pasado el mediodía, al aeropuerto de Atenas, donde tendrá una acogida de segundo rango, y desde allí se traladará al centro de Atenas, donde será recibido por el presidente griego, Costís Stefanopulos. Después mantendrá su primer encuentro con el arzobispo Christódulos, con el que protagonizará, a las 18.30, un histórico momento en el Aerópago de Atenas. Allí, ambos leerán una declaración común, lo que supone el paso más importante dado desde el cisma del siglo XI.

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