Reportaje:

Procesión de coches de época en el Domingo de Ramos

Dieciséis vehículos antiguos llegan a la plaza de la Villa desde Milán, tras recorrer 3.000 kilómetros en ocho días.

Mañana luminosa y soleada de Domingo de Ramos en Madrid. Nadie se extraña al ver a las familias portando palmas y ramas de olivo. En la plaza de la Villa, Esperanza, una señora arreglada con sus mejores galas, comenta: 'Yo vengo de la procesión de las palmas, y por eso llevo mi ramito de olivo'. De repente, unos motores empiezan a rugir, y Esperanza contempla asombrada cómo tres deportivos rojos de los años cincuenta -un Maserati, un Healey Silverstone y un MG- hacen su entrada en la plaza de la Villa y aparcan frente al Ayuntamiento madrileño. Detrás vienen los otros: Jaguar, Porsche, Alfa Ro...

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Mañana luminosa y soleada de Domingo de Ramos en Madrid. Nadie se extraña al ver a las familias portando palmas y ramas de olivo. En la plaza de la Villa, Esperanza, una señora arreglada con sus mejores galas, comenta: 'Yo vengo de la procesión de las palmas, y por eso llevo mi ramito de olivo'. De repente, unos motores empiezan a rugir, y Esperanza contempla asombrada cómo tres deportivos rojos de los años cincuenta -un Maserati, un Healey Silverstone y un MG- hacen su entrada en la plaza de la Villa y aparcan frente al Ayuntamiento madrileño. Detrás vienen los otros: Jaguar, Porsche, Alfa Romeo, Lancia, Fiat, todos con más de medio siglo sobre las ruedas.

Una niña se tapa los oídos y mira asustada a los coches, mientras el resto del público se aparta y deja sitio a lo que parece una procesión de Semana Santa, pero de coches de época procedentes de algún circuito.

El rally festejó la concesión a la ciudad del premio Capital Europea del Deporte 2000

Esperanza, junto con otros madrileños y turistas que paseaban por la plaza de la Villa a las 13.30 de ayer, se toparon con el Rally de Coches de Época Milán-Madrid. Dieciséis vehículos antiguos conducidos por italianos que, por fin, habían alcanzado su meta, después de salir el 31 de marzo de la Piazza del Duomo, en Milán. El rally se organizó para celebrar que la Comisión Europea de la Cultura y el Deporte había otorgado a la Villa de Madrid el premio bienal europeo Capital Europea del Deporte 2000.

De toda la colección aparcada en la plaza, el vehículo más antiguo era un Austin Alley de 1950, y el más moderno, un Mini Coupe de 1980. También había dos Jaguar de 1951, uno de ellos descapotable; un Porsche de 1963; Alfa Romeo, Lancia, y hasta un Fiat Berlina de 1966.

Desde Milán, los coches han recorrido 3.000 kilómetros, a una velocidad de 80 o 90 kilómetros por hora, en etapas de unos 300 kílómetros por día. Han pasado por Génova, Montecarlo, Montpellier y Zaragoza. Son coches protegidos por la legislación italiana como históricos. No pagan impuestos y el seguro les cuesta, por diez coches, unas 30.000 pesetas anuales.

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El presidente de la Asociación de Coches Históricos Italianos, Roberto Lei, que conduce un Jaguar de hace 40 años, afirma que el viaje no ha tenido ninguna incidencia desagradable, a no ser por el viento 'espantoso' que soplaba cuando pasaron a la altura de la ciudad de Zaragoza.

Lei explica que los modelos que más prestigio tenían en los años cincuenta eran los Maserati, que podían alcanzar una velocidad punta de 230-240 kilómetros por hora. Los nostálgicos que se dejen seducir por la tentación de adquirir un coche semejante tendrán que hacer frente a un importante desembolso. 'Un Maserati de carreras como los que tenemos aquí puede alcanzar un valor de mercado de 100 millones de pesetas, y eso si tienes la suerte de encontrar uno', comenta Lei. En cuanto a los otros automóviles participantes, pueden rondar entre los 30 y los 50 millones de pesetas.

Más barato sale el mantenimiento, que es casi artesanal. Del coche se encargan los propietarios, que buscan las piezas para los arreglos en los desguaces y se ocupan ellos mismos de arreglar las averías.

También para los curiosos que rodean los vehículos las estrellas del rally son los tres coches de carreras de color rojo brillante -Maserati, MG y Healey Silverstone-. Pietro Piaciquadio, conductor de un Maserati deportivo del año 1951, comenta que la sensación al volante de estos automóviles es totalmente diferente a la de subirse en un coche moderno. 'Las sensaciones son muy diversas: al ir abierto, y no correr mucho con ellos, ves el paisaje'.

Los participantes coinciden en subrayar la suerte que han tenido con el tiempo en todo el recorrido. Los coches de carreras van descapotados y dentro de sus prestaciones no va incluido un techo plegable, por lo que, en caso de tiempo lluvioso o tormentas, los pilotos no tienen más remedio que echar mano al impermeable y mojarse. Por eso, el molesto viento que sopló a su paso por Zaragoza les obligó a abrigarse.

Giorgio Marchi, propietario del deportivo Healey Silversone, comenta orgulloso cómo su automóvil participó en varias carreras y fue ganador en el circuito de Woodwood en 1952 y 1953. Para él, lo más excitante de la conducción de su vehículo es la dificultad. 'Un coche actual lo llevas con una mano y con la otra puedes sujetar un cigarrillo.Con éste es diferente, hay que ir con las dos manos en el volante porque se va de la carretera fácilmente. No a 90 kilómetros por hora, como hemos venido hasta aquí, sino cuando lo pones a tope y alcanza los 200 por hora'.

El alcalde probaba ayer uno de los vehículos participantes en el Rally de Coches de Época.ULY MARTÍN

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