Reportaje:

El 'gordo' de la vivienda en Vitoria

Más de 2.000 personas asisten en Mendizorroza al sorteo de 323 pisos del Gobierno vasco

Con la emoción y la parafernalia del Gordo de Navidad, ayer se celebró en el pabellón de Mendizorroza de Vitoria el sorteo de 323 viviendas pertenecientes a las promociones del Gobierno vasco en distintos solares y polígonos de la capital alavesa. La inquietud y el suspense recorrían a un auditorio en el que se entremezclaban las parejas jóvenes con los matrimonios a punto de jubilación. Y el abanico también se abría en las indumentarias: había lugar lo mismo para abrigos de pieles auténticas que para pantuflas caseras. No es para menos. Los afortunados se ahorran de media 20 millones de peset...

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Con la emoción y la parafernalia del Gordo de Navidad, ayer se celebró en el pabellón de Mendizorroza de Vitoria el sorteo de 323 viviendas pertenecientes a las promociones del Gobierno vasco en distintos solares y polígonos de la capital alavesa. La inquietud y el suspense recorrían a un auditorio en el que se entremezclaban las parejas jóvenes con los matrimonios a punto de jubilación. Y el abanico también se abría en las indumentarias: había lugar lo mismo para abrigos de pieles auténticas que para pantuflas caseras. No es para menos. Los afortunados se ahorran de media 20 millones de pesetas en la compra de su piso.

El problema de la vivienda en Vitoria es tal que afecta prácticamente a todos los estratos sociales. Para las distintas promociones que se jugaban ayer se habían presentado alrededor de 11.600 solicitudes, de las que se habían admitido 5.700. A las cuatro en punto de la tarde, algo más de un tercio de los elegidos se sentaba en las gradas y sillas dispuestas alrededor de la tarima desde donde se oficiaba la ceremonia, en la cancha del pabellón de Mendizorroza. La expectación que provocan estos sorteos llevó a la organización a buscar un espacio más amplio que el palacio de congresos Europa, donde se celebró la última rifa. En aquella ocasión hubo casi hasta tumultos ante la imposibilidad de decenas de personas de presenciar en directo el acontecimiento.

Sobre el escenario, el notario Ernesto Rodrigo Catalán y el consejero de Vivienda, Patxi Ormazabal, actuaban como sumos sacerdotes de una eucaristía que sólo iba a satisfacer a unos pocos. En el último momento, el notario cambió el tipo de sorteo y decidió inclinarse por lo que solicitaba el personal: que los números se fueran sacando uno a uno, en lugar de optar por el clásico método de sacar una bola del bombo y señalar como agraciados a los poseedores de los números sucesivos hasta alcanzar el número de pisos sorteados.

Y es que el público estaba frío, quizás porque preveía un sorteo breve. Pero el girar del bombo y, por qué no decirlo, la puesta en marcha de la calefacción, fueron caldeando el ambiente. Hasta que se comenzaron a escuchar los primeros gritos de alegría y, sobre todo, de sorpresa por el logro del piso deseado. Como le ocurrió a María Jesús Arias, una joven recién casada que vive en casa de sus suegros. María Jesús resultó agraciada con el número 1.490, que le hace merecedora de una de las 208 viviendas sociales que se están construyendo en Lakua.

Dentro de este grupo (el más numeroso de los que participaban ayer en el sorteo) se encuentra Ainhoa Villarraso, quien, después de seis años de asistencia a estos sorteos, vio ayer hecha realidad su aspiración a este derecho básico por el que suspiran miles de habitantes de la ciudad con mejores posibilidades para construir y con mayor carestía de vivienda de todo el País Vasco.

El Gobierno está construyendo 695 viviendas sociales en Álava y tiene previstas edificar 732 más en el año 2001.

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Cuatro mujeres preparan las bolas con las que se sortearán los pisos de protección de Vitoria.JOSUNE MARTÍNEZ DE ALBÉNIZ

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