Editorial:

Lecciones de Barcelona

La detención de dos presuntos etarras pertenecientes al sanguinario comando Barcelona en la madrugada de ayer ha desatado una explosión de alegría, especialmente en la capital catalana. No es para menos. Toda victoria en la lucha contra el terrorismo refuerza la moral ciudadana, consolida la confianza en las instituciones y dificulta las permanentes amenazas de la banda.

En este caso, el júbilo ciudadano se ha multiplicado por las características específicas de la operación. La detención se ha producido a las pocas horas de los atentados fallidos en el cementerio de Zarautz y en ...

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La detención de dos presuntos etarras pertenecientes al sanguinario comando Barcelona en la madrugada de ayer ha desatado una explosión de alegría, especialmente en la capital catalana. No es para menos. Toda victoria en la lucha contra el terrorismo refuerza la moral ciudadana, consolida la confianza en las instituciones y dificulta las permanentes amenazas de la banda.

En este caso, el júbilo ciudadano se ha multiplicado por las características específicas de la operación. La detención se ha producido a las pocas horas de los atentados fallidos en el cementerio de Zarautz y en la delegación de Defensa de Girona, con lo que parece ahuyentar, aunque sólo sea temporalmente, los peligros más inminentes. Los protagonistas del éxito han sido una modesta pareja de la Guardia Urbana barcelonesa, uno de ellos mujer, y ambos compañeros de cuerpo y de la misma generación que José Manuel Gervilla, el último asesinado por ETA. Los dos actuaron de forma eficaz cuando efectuaban una ronda de vigilancia nocturna, sin necesidad de tiroteos, en una operación de impecable limpieza. Las felicitaciones oficiales a los agentes y las enhorabuenas espontáneas de los ciudadanos a su cuerpo son merecidas.

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La detención conlleva buenas nuevas, adicionales al hipotético desbaratamiento del comando que venía desplegando el terror en Cataluña. Aporta pistas sobre su actuación y sobre el modo de operar de la banda. Confirma el rearme moral y técnico (la alerta rápida, la vigilancia y, en otro ámbito, el incremento de la colaboración ciudadana) que se está operando en Cataluña después de una etapa de parcial relajación. Y resalta que la lucha contra el terrorismo implica a todos, desde los cuerpos especializados hasta la más modesta y cercana policía local, y que todos pueden tener éxitos y logros y ahorrar vidas. Ello exige la máxima cooperación de todos: de los ciudadanos, de los distintos cuerpos policiales entre sí, de los países cercanos, de los dirigentes políticos.

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