Editorial:

'Renove' familiar

Disfrazar de ayuda a las familias numerosas la paulatina supresión del impuesto de matriculación de vehículos no resulta la manera más ortodoxa de enfocar un cambio necesario en la fiscalidad de los automóviles. Si la decisión de rebajar a la mitad el impuesto de matriculación de vehículos de cinco plazas o más (exceptuados los todoterreno) a las familias numerosas tiene, además, fines natalistas, no puede resultar más rídicula. La mezcla de cosas tan distintas como natalidad y fiscalidad automovilística puede parecer imaginativa, pero tiene poco de congruente. Es juntar churras con merinas y ...

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Disfrazar de ayuda a las familias numerosas la paulatina supresión del impuesto de matriculación de vehículos no resulta la manera más ortodoxa de enfocar un cambio necesario en la fiscalidad de los automóviles. Si la decisión de rebajar a la mitad el impuesto de matriculación de vehículos de cinco plazas o más (exceptuados los todoterreno) a las familias numerosas tiene, además, fines natalistas, no puede resultar más rídicula. La mezcla de cosas tan distintas como natalidad y fiscalidad automovilística puede parecer imaginativa, pero tiene poco de congruente. Es juntar churras con merinas y confundirlo todo.Es dudoso que la medida pueda ser efectiva en el estímulo de un mercado automovílistico que ha caído en los últimos meses. Pero es más dudoso que pueda estimular a tener más hijos. Las familias no se guían por los impuestos en sus decisiones de comprar coches, sino por su renta disponible y el ciclo económico. Prueba de ello es que en 1989 se vendieron 1,2 millones de vehículos pese a un impuesto que entonces estaba en torno al 30%.

Los fabricantes vienen presionando desde hace tiempo para la supresión del impuesto de matriculación (entre un 7% y un 12% del valor del vehículo) en uno de los pocos países de la UE que lo mantiene y que es el tercer productor europeo. La medida, que inicialmente se ceñía a los monovolúmenes, ha sido propuesta por el Gobierno y aprobada por todos los grupos en el Senado, dentro de la cesta general de la Ley de Acompañamientos de los Presupuesto Generales. Parece, además, una medida contradictoria renunciar a unos ingresos de cierta importancia para un Gobierno que apunta a un déficit cero. Pero en todo caso, el debate de fondo es la fiscalidad de los automóviles; para ello no hay que buscar argumentos natalistas.

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