Reportaje:

Repsol YPF se apresta a controlar el mercado del gas del Cono Sur

La petrolera prevé invertir casi medio billón de pesetas en los sectores gasista y eléctrico de la región hasta 2005

Cuenta la leyenda que los jóvenes de la provincia de Santa Cruz, en la patagonia argentina, se divierten encendiendo el gas natural que emana de la tierra. La existencia de esta anécdota, demuestra que los argentinos tiene perfecta conciencia de la riqueza de recursos con que cuenta su país. La estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) supo explotar los yacimientos de crudo pero se quedó un poco corta en el aprovechamiento de la totalidad de los abundantes recursos de gas natural.El grupo hispano-argentino Repsol YPF, creado hace poco más de un año, se dispone a corregir a paso veloz el ...

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Cuenta la leyenda que los jóvenes de la provincia de Santa Cruz, en la patagonia argentina, se divierten encendiendo el gas natural que emana de la tierra. La existencia de esta anécdota, demuestra que los argentinos tiene perfecta conciencia de la riqueza de recursos con que cuenta su país. La estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) supo explotar los yacimientos de crudo pero se quedó un poco corta en el aprovechamiento de la totalidad de los abundantes recursos de gas natural.El grupo hispano-argentino Repsol YPF, creado hace poco más de un año, se dispone a corregir a paso veloz el desequilibrio entre la explotación del petróleo y del gas. La compañía dice tener un gran incentivo para invertir en la producción de gas, puesto que según sus proyecciones, espera facturar por este negocio 172.000 millones de pesetas a finales de este año, lo que supone un incremento del 16,6% respecto a los ingresos conjuntos obtenidos por las dos petroleras, Repsol e YPF, en 1998, cuando aún estaban separadas.

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El director general de Desarrollo y Comercialización de gas natural, Ernesto López Anadon, calculó que las ventas de gas en América Latina se incrementarán desde los 20.618 millones de metros cúbicos de este año a unos 32.000 en 2010. Todo ello, respaldado por unas reservas probadas de la compañía que ya este año se situarán en 409.598 millones de metros cúbicos, lo que representa un aumento del 44% respecto a 1998. Para estar a la altura de sus propios cálculos sobre el crecimiento de la demanda, la petrolera prevé invertir 487.000 millones de pesetas en los sectores de gas y electricidad en América Latina durante el periodo 2000 a 2005. En toda la región y todos los sectores, la petrolera invertirá dos billones de pesetas, más de la mitad del total previsto en ese periodo.

Sin embargo, a pesar de la magnitud de los proyectos de Repsol YPF en Argentina y el resto de América Latina y los grandes beneficios que la compañía registró en los nueve primeros meses del año, el inversor bursátil aún desconfía del resultado de la adquisición de YPF en 1999 y de la rápida expansión de la petrolera en Suramérica. La compañía triplicó sus beneficios entre enero y septiembre hasta alcanzar los 1.772 millones de euros (294.835 millones de pesetas) y superó a los grandes bancos españoles, el BSCH y BBVA. Sin embargo, sus acciones, al cierre de la última cotización del jueves pasado en la Bolsa de Madrid, acumulaban una pérdida del 22,46% en lo que va de año. El problema es que a pesar de los beneficios obtenidos y las perspectivas de crecimiento en América Latina, la petrolera carga con una deuda de 3,55 billones de pesetas.

Al inversor no se el escapa que el Gobierno argentino, a pesar de tener un fuerte respaldo del Fondo Monetario Internacional (FMI), está en horas bajas. El Gobierno de Fernando de la Rúa ha perdido mucha popularidad en apenas un año en funciones. Sus apoyos han pasado del 65% al 15%. Cuando el actual Gobierno asumió el poder, la previsión era que Argentina creciera un 4% este año. La previsión ahora es del 0%.

Fuentes del BBVA, así como de otras empresas con fuertes inversiones en Argentina, prefieren separar la crisis política argentina de la marcha de la economía del país. Sin embargo, los propios analistas argentinos, como el reconocido economista Juan Carlos de Pablo, sostienen que esa separación no es posible. "No estamos al borde del abismo", explicó De Pablo "pero el Gobierno parece esperar a que el país lo esté para empezar a actuar". "Añadido a esto", comenta el analista, "el FMI no nos dejará caer porque teme que una crisis en Argentina se extienda a toda la región. El Fondo aún teme que la crisis de México de 1995 se repita. Tal vez sea ese respaldo el que impida a Argentina reaccionar de una vez por todas". Por contra, Brasil ya resistió una devaluación de más del 50% de su moneda en 1999 y salió mejor parado de lo que se esperaba.

Repsol YPF insiste en que sus inversiones en América Latina son a largo plazo y que en ese tiempo, la región se recuperará.En ese campo del gas del que se espera un fuerte tirón de la demanda, la petrolera tiene entre manos dos proyectos ambiciosos, las compañías Mega y Petroquímica Bahía Blanca (PBB), y la continuación de su expansión en Brasil. La inversión inicial para poner en marcha Mega ha sido de 88.000 millones de pesetas. Respol YPF tiene el 38% de la sociedad, Petrobras, un 34% y Dow Chemical, el 28% restante.

El objetivo de Mega es capturar y utilizar el etano del gas, un subproducto que hasta ahora se desperdiciaba. Repsol YPF, desde su yacimiento de Loma de la Lata (provincia argentina de Neuquén) suministrará gas natural a una cercana planta de Mega. Desde Neuquén, a través de un poliducto (conducto de múltiples usos) de 600 kilómetros, el etano llegará a una planta fraccionadora situada en Bahía Blanca (provincia de Buenos Aires). El etano pasará de ahí a las instalaciones de PBB (participada en un 63% por Dow, 27% por Repsol YPF y 10% por la japonesa Itochu) para ser convertido en polietileno, producto de gran demanda en la industria del plástico. El propano, el butano y la gasolina serán comercializados por Petrobras en Brasil.

Esta asociación en el sector del gas con la petrolera estatal brasileña es el segundo proyecto de envergadura que Repsol YPF sella para en el mayor mercado suramericano. El primero se centró en el sector del crudo y consistió en un intercambio de activos con Petrobras en el que la petrolera hispano-argentina dio a la brasileña 700 gasolineras argentinas y el control de la refinería de Bahía Blanca, a cambio de 350 estaciones de servicio en Brasil, el 30% de la refinería Refap y el 10% del yacimiento Albacora Leste.

Repsol YPF busca entrar de lleno en el mercado brasileño de carburantes, incluso barajó hace unos meses atrás la compra del segundo grupo del país, Ipiranga, que controla 5.502 gasolineras (Repsol YPF prevé tener 1.100 a finales de de 2001). El sector de carburantes, a pesar de las perspectivas de crecimiento y el tamaño (29.117 estaciones de servicio frente unas 7.750 existentes en España), está bastante consolidado. La clave pasa más por intentar ganar cuota a los rivales que por abrirse nuevos caminos.

El sector del gas en Brasil, por contra, está casi en pañales. Mientras en Argentina y Venezuela el gas representa el 49% y 53% del consumo de energía primaria, respectivamente, en Brasil sólo supone el 5%. Para un mercado de más de 166 millones de habitantes, ese índice de consumo denota el escaso uso que se da en Brasil a este tipo de energía. Argentina, Bolivia y Trinidad y Tobago (en los tres opera Repsol YPF) tienen, después de Venezuela, la mayor cantidad de reservas probadas de gas de América del Sur.

El plan de Repsol YPF es simple, llevar gas natural argentino y boliviano al sur y sureste de Brasil, el corazón económico y y de mayor concentración de población del país. Desde los enormes yacimientos de las cuencas neuquina y del noroeste (Argentina) y de Bolivia, Repsol YPF ha proyectado un gasoducto que recorre en paralelo la frontera norte de Uruguay desde la ciudad argentina de Uruguaiana hasta Porto Alegre y desde allí a São Paulo. Estudia también construir uno desde Cornejo (norte argentino) hasta São Paulo y extender el que va desde Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) hacia Cuiaba (centro-oeste de Brasil). Por último está el proyecto termoeléctrico Dunas, en el noroeste brasileño, con gas de Trinidad y Tobago.

Según las previsiones, la demanda de gas en Brasil aumentará de los actuales 18 millones de metros cúbicos anuales a más de 100 en 2010. Hoy, el sector industrial supone el 78% de la demanda, seguido de la generación eléctrica con un 11% y del sector automovilístico con el 6%. Se prevé que esos dos últimos sectores crezcan significativamente en los próximos 10 años. En Argentina, el uso del gas para generación eléctrica y automoción está muy desarrollado y la proyección es que el mercado brasileño, sobre todo en la automoción, abandone el alcohol como carburante y se vuelque en el gas.

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