La selección de embriones permite a un hemofílico con sida tener dos hijos sanos

La técnica usada en Barcelona elimina la enfermedad en todos los descendientes

La ténica que ha permitido que nazca en Estados Unidos un niño sano cuyas células pueden salvar a su hermana mayor se ha venido usando en España para engendrar a cientos de niños cuyos embriones fueron seleccionados antes de implantarse en el útero. Uno de los casos más recientes y espectaculares es el que ha permitido a un hemofílico, que era además portador del virus del sida, seleccionar los embriones y tener dos hijos que no son portadores del virus del sida ni de la alteración genética que produce la hemofilia, por lo que no la transmitirán a su descendencia.

La novedad del niño en...

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La ténica que ha permitido que nazca en Estados Unidos un niño sano cuyas células pueden salvar a su hermana mayor se ha venido usando en España para engendrar a cientos de niños cuyos embriones fueron seleccionados antes de implantarse en el útero. Uno de los casos más recientes y espectaculares es el que ha permitido a un hemofílico, que era además portador del virus del sida, seleccionar los embriones y tener dos hijos que no son portadores del virus del sida ni de la alteración genética que produce la hemofilia, por lo que no la transmitirán a su descendencia.

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Seleccionar niños

La novedad del niño engendrado en Colorado no era que se hubiera utilizado el diagnóstico preimplantacional para seleccionar un embrión que no padeciera la alteración genética que ya sufría su hermana. Ése es un procedimiento clínico extendido, que en España aplican más de media docena de centros de alta especialización médica. La novedad de Colorado es que la selección de los embriones no sólo pretendía engendrar un niño sano, sino también que fuera el óptimo para servir de donante para su hermana: el primer procedimiento que implica la selección de características que no afectan a la viabilidad del propio bebé.También en el caso del hemofílico de Barcelona se planteaba un nuevo paso, con implicaciones éticas: la de aplicar la selección de sexo no en beneficio directo del embrión, sino de su posible descendencia. Se ha logrado, de este modo, romper la cadena de transmisión de la dolencia.

El joven hemofílico tenía 17 años cuando resultó además contagiado de sida y de hepatitis C durante una transfusión sanguínea. Eso ocurrió hace 18 años. Entonces, sus expectativas de poder tener una reproducción sana eran nulas. No sólo podría transmitir la hemofilia a sus descendientes, sino también el virus de la inmunodeficiencia adquirida. Pero cuando se planteó, hace dos años, con su mujer, la posibilidad de tener hijos, la ciencia había evolucionado tanto que ya era posible.

El lavado de semen que empezó a aplicar con éxito en 1992 un equipo de Milán, permite hoy, con un alto grado de seguridad, garantizar que el esperma utilizado para la inseminación esté libre de virus. El Instituto de Reproducción Cefer, el centro de Barcelona donde ha sido tratado el joven hemofílico, es pionero de esta técnica en España. El segundo paso era seleccionar el embrión por técnicas de diagnóstico preimplantacional. La hemofilia, caracterizada por la imposibilidad de coagular la sangre en casos de herida, es una enfermedad hereditaria de carácter recesivo que sufren los varones y transmiten las hembras.

Hasta ahora, se ha aplicado en cientos de ocasiones el diagnóstico preimplantacional para seleccionar el sexo de los embriones de mujeres portadoras de la enfermedad. Se trata, en estos casos, de evitar el nacimiento de un hijo varón, ya que puede sufrir la enfermedad. En este caso, se implantan sólo embriones femeninos, que no desarrollarán la dolencia, pero pueden transmitirla a su descendencia.

El joven hemofílico tratado en Barcelona se planteó dar un paso más: romper la cadena de transmisión de la enfermedad. Para ello había un escollo previo: averiguar si era legalmente posible. La Asociación Española de Hemofilia fue quien solicitó para este caso un dictamen especial de la Comisión Nacional de Reproducción Asistida, ya que la ley española de 1988 prevé la posibilidad de seleccionar embriones por razones terapéuticas, es decir, para evitar que el niño o niña sufra una determinada dolencia. En este caso, se trataba de seleccionar los embriones para evitar que el niño que iba a nacer fuera portador de una enfermedad. Es decir, que el beneficio de la selección no era directamente para el embrión, sino para un tercero: su futuro hijo. La comisión dictaminó que este supuesto no entra en la letra, pero sí en el espíritu de la ley.

Una vez limpiado el semen de virus del sida, el diagnóstico preimplantacional se realizó en la Unidad de Biología Celular de la Universidad Autónoma de Barcelona, bajo la supervisión de Josep Santaló y Francesca Vidal, cuyo trabajo se publicó en junio en la revista Prenatal Diagnosis.

Se trataba de seleccionar en este caso los embriones que tuvieran cromosoma Y del padre, es decir que fueran niños (XY). La hemofilia es una alteración que afecta al cromosoma X y por tanto, las niñas (XX) tendrían un cromosoma X sano procedente de la madre, pero el otro, procedente del padre enfermo, sería portador de la alteranción genética, aunque ellas fueran sanas. En este caso, los tres embriones eran XY, los tres fueron implantados y los tres anidaron en el útero, por lo que la madre tuvo que ser sometida posteriormente a una nueva técnica, la de reducción embrionaria, para evitar una gestación múltiple de trillizos. La pareja superó este nuevo obstáculo: se eliminó uno de los embriones implantados y acabaron naciendo dos niños perfectamente sanos. Unos niños cuya historia biológica había sufrido ya en el momento de nacer este extraordinario periplo.

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