Cartas al director

Fiestas patronales en Fuenlabrada

Un año más, y de nuevo, la tortura de las fiestas patronales en el portal de nuestra casa... No, no es exageración. Es tal el nivel de ruido y malos olores, que los vecinos de la fuenlabreña calle de Extremadura nos vemos obligados a dejar nuestros hogares para poder descansar, si nuestro bolsillo y nuestro trabajo nos lo permite, claro.Y yo me pregunto con qué derecho el alcalde de esta ciudad se permite cobrar a sus vecinos unos impuestos de 32.000 pesetas (más del doble que en cualquier municipio de Madrid) y obligarnos a soportar la tortura, año tras año, de nueve interminables días de atr...

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Un año más, y de nuevo, la tortura de las fiestas patronales en el portal de nuestra casa... No, no es exageración. Es tal el nivel de ruido y malos olores, que los vecinos de la fuenlabreña calle de Extremadura nos vemos obligados a dejar nuestros hogares para poder descansar, si nuestro bolsillo y nuestro trabajo nos lo permite, claro.Y yo me pregunto con qué derecho el alcalde de esta ciudad se permite cobrar a sus vecinos unos impuestos de 32.000 pesetas (más del doble que en cualquier municipio de Madrid) y obligarnos a soportar la tortura, año tras año, de nueve interminables días de atracciones y tómbolas, con sus altavoces retumbando a máxima potencia hasta las tres de la madrugada.

¿Cómo se puede permitir que todos aquellos que tenemos la obligación de ir a trabajar en el tren de las siete de la mañana, destino Atocha-Móstoles-El Soto, vayamos dando cabezazos contra el cristal por falta de sueño o exceso, según se mire?

Con semejante recaudación, el Ayuntamiento podría haber construido un recinto ferial a las afueras de Fuenlabrada, puesto que la denominada zona de El Ferial ya tiene muchos vecinos instalados en los bloques construidos sobre los terrenos que el Ayuntamiento cede o vende sabiendo lo que en ellos se va a edificar.

Y no sólo están los nueve días de ocupación; luego nos queda como recuerdo el olor a suciedad y putrefacción, que te provoca náuseas cada vez que sales a la calle. Todo porque nuestros impuestos parecen insuficientes no sólo para un recinto ferial, sino también para que un par de barrenderos equipados de rastrillos y mangueras dejen la calle transitable y podamos respirar a gusto sin tener que esperar a que llueva toda una semana.-

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