CRISIS DE LOS REHENES

Asalto a sangre y fuego en Filipinas

Más de 3.000 soldados filipinos atacan a los rebeldes que mantienen secuestrados a 19 rehenes

La paciencia llegó a su fin. El Ejército filipino atacó ayer, en una operación de enorme envergadura, a la guerrilla Abu Sayyaf, un grupo islamista de 5.000 hombres que mantiene secuestrados a 19 rehenes en la isla de Joló. Miles de soldados, barcos de guerra y helicópteros militares participaron ayer en el ataque contra las posiciones de estos rebeldes separatistas, que en los últimos cinco meses convirtieron el secuestro en su bandera de lucha. El asalto duró más de 18 horas y continuará hoy. El bloqueo informativo por parte del Gobierno sembró de confusión toda la operación, y sólo los test...

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La paciencia llegó a su fin. El Ejército filipino atacó ayer, en una operación de enorme envergadura, a la guerrilla Abu Sayyaf, un grupo islamista de 5.000 hombres que mantiene secuestrados a 19 rehenes en la isla de Joló. Miles de soldados, barcos de guerra y helicópteros militares participaron ayer en el ataque contra las posiciones de estos rebeldes separatistas, que en los últimos cinco meses convirtieron el secuestro en su bandera de lucha. El asalto duró más de 18 horas y continuará hoy. El bloqueo informativo por parte del Gobierno sembró de confusión toda la operación, y sólo los testimonios de algunos habitantes arrojaron datos sobre lo que verdaderamente ocurrió: decenas de muertos y heridos. Nada se sabía con certeza sobre la suerte de los 19 rehenes (13 filipinos, tres malaisios, dos franceses y un estadounidense), aunque fuentes del rescate hablaron de varias bajas."Ya basta", declaró el presidente filipino, Joseph Estrada, al explicar ante su nación la orden de atacar. "He tomado esta difícil decisión de autorizar la operación militar consciente de los graves riesgos a los que se enfrentan los rehenes y nuestros soldados". Pero después de cinco meses de pulso, con unas negociaciones estériles por parte del Gobierno filipino (Libia, sin embargo, sí consiguió varias liberaciones), Estrada se sintió objeto de una burla de proyección internacional. "Nos ha quedado claro que Abu Sayyaf se estaba tomando a broma todos los esfuerzos de nuestro Gobierno para alcanzar una solución pacífica a largo plazo al problema. No ha sido una opción, sino una decisión que nos han impuesto estos criminales", dijo Estrada, que hoy viajará a Zamboanga, en Mindanao, a 150 kilómetros al noreste de la isla de Joló, para seguir más de cerca la operación.Así que con las primeras luces del día comenzó el bombardeo contra las posiciones de Abu Sayyaf. Las comunicaciones civiles con la isla, incluidos los transbordadores locales, fueron cortadas. Bombarderos ligeros y helicópteros artillados atacaron las bases rebeldes desde el amanecer y durante todo el día, según testimonios de los residentes. El sonido de las explosiones se podía oír desde la ciudad principal de la isla, a unos 20 kilómetros del lugar en el que se refugiaba Abu Sayyaf.

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Tropas aerotransportadas tomaron posiciones en la zona, según una fuente que hablaba desde el mismo lugar. Dos brigadas formadas por cuatro batallones habían llegado a medianoche, con unos 3.000 hombres en total. La información quedó bloqueada por el Gobierno, que no ha querido dar detalles de bajas y que se limitó a ofrecer los siguientes datos: 18 guerrilleros fueron detenidos mientras intentaban huir y no hay rehenes entre las bajas.

La agencia Efe, sin embargo, citando fuentes de la operación de rescate, aseguraba ayer que 14 de los 19 rehenes han muerto en la operación; los otros cinco habrían desaparecido. Entre las bajas estaría el único estadounidense entre los rehenes, Jeffrey Schilling Craig, de 24 años, y los 13 filipinos evangelistas de la Cruzada del Milagro de Jesús. Entre los desaparecidos, según esa fuente, se encontrarían los dos rehenes franceses, Jean-Jacques le Garrec, de 46 años, y Roland Madura, de 49, ambos periodistas, y los tres prisioneros malaisios secuestrados el domingo pasado.

No obstante, la cadena de televisión France-2, para la que trabajan los periodistas, dijo ayer por la noche que, según fuentes allegadas a los negociadores del Gobierno con la guerrilla, los franceses "están sanos y salvos", aunque nada se sabía de su paradero.

"No se han reportado daños en ninguno de los rehenes", declaró el general Ángelo Reyes, jefe de Estado Mayor del Ejército filipino, que, sin embargo, no quiso precisar cuántas bajas hay. "Los rebeldes han huido y nuestras tropas les siguen los pasos". Vecinos que lograron escapar de la zona aseguraron que había "decenas de víctimas", algunas de ellas, civiles. Siete heridos, entre ellos un niño de siete años, lograron atravesar un control militar para acudir al hospital de la isla, que estaba abarrotado, según relataron algunos vecinos que lograron huir de esa zona de jungla. Otras fuentes civiles de Joló, situada a 890 kilómetros al sur de Manila, declararon haber visto a dos civiles heridos, según la ONG React (Reacción).

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En la tarde de ayer, el negociador de esta guerrilla filipina, Galib Andang, Comandante Robot, se puso en contacto por teléfono satélite con el mediador del Gobierno filipino y le pidió una reanudación de las negociaciones, según fuentes del Gobierno de Manila. A cambio exigió el cese del ataque y dijo que los combates continúan en la zona que él controla, pero no dio detalles sobre la situación de los rehenes. El equipo de negociación filipino se encuentra en Zamboanga y esperaba la liberación de los dos franceses entre el viernes y el sábado. Ésta no se produjo porque los guerrilleros se sintieron asediados por el Ejército. Era aparentemente la última oportunidad que habían dado a los rebeldes para resolver la crisis en la mesa de negociaciones.

El Ejército había presionado fuertemente al Gobierno de Manila para lanzar la operación después de que la guerrilla secuestrara el pasado domingo a otros tres malaisios de la isla de Borneo y les transportara a Joló.

Era el último de una serie de secuestros que comenzaron en abril con el asalto a un centro turístico malaisio en la isla de Sipadán. Decenas de personas han sido secuestradas, incluidos periodistas que cubrían la crisis, y liberados después de obtener rescates millonarios. "Abu Sayyaf cruzó la línea cuando atacó de nuevo en Malaisia y trajo rehenes frescos", dijo ayer a Reuters el jefe filipino de las negociaciones, Roberto Aventajado. Esto ocurría a pesar de las liberaciones de varios rehenes gracias a la mediación de Muammar el Gaddafi, líder libio, que supuestamente ha pagado millonarios rescates por cada secuestrado. Con ello, Gaddafi quería mejorar su imagen internacional. Fuentes no oficiales hablan de entre 25 y 30 millones de dólares (entre 5.000 y 6.000 millones de pesetas).

Los terroristas han empleado el dinero para comprar armamento más moderno y ganar nuevos adeptos. Las autoridades locales creen que la guerrilla Abu Sayyaf cuenta con 5.000 rebeldes, aunque sólo entre 500 y 1.000 conforman su núcleo duro y están dispuestos a luchar. Los demás son recientes reclutamientos atraídos por el dinero fácil de los secuestros y las grandes posibilidades de huir. El grupo lucha desde 1991 por establecer un Estado islámico independiente en la isla sureña de Joló.

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