La marcha colapsó los accesos a Barcelona, pero no el centro

La marcha de protesta realizada ayer por los transportistas en Barcelona colapsó los accesos a la ciudad, que experimentaron colas de hasta 10 kilómetros en algunas zonas. No obstante, el centro de la ciudad no sólo no se resintió, sino que vivió una experiencia plácida. La previsión de los ciudadanos y de los propios transportistas minimizó los efectos de la protesta, que se inició sobre las siete de la mañana y se prolongó durante casi cuatro horas.Las asociaciones de transportistas optaron por concentrarse en las rondas, el primero de los anillos que da la vuelta a la ciudad y que se ha con...

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La marcha de protesta realizada ayer por los transportistas en Barcelona colapsó los accesos a la ciudad, que experimentaron colas de hasta 10 kilómetros en algunas zonas. No obstante, el centro de la ciudad no sólo no se resintió, sino que vivió una experiencia plácida. La previsión de los ciudadanos y de los propios transportistas minimizó los efectos de la protesta, que se inició sobre las siete de la mañana y se prolongó durante casi cuatro horas.Las asociaciones de transportistas optaron por concentrarse en las rondas, el primero de los anillos que da la vuelta a la ciudad y que se ha convertido en la vía de entrada y distribución para el tráfico procedente de la región metropolitana. La idea era bloquearlas marchando a un ritmo lento, con velocidades de entre cinco y diez kilómetros por hora a partir de las siete de la mañana y hasta las 10.00. Se suponía que esta medida provocaría también el colapso de la ciudad. No fue así: los coches no entraron y la trama urbana de Barcelona se benefició de una caída del tráfico de entre el 30% y el 40% respecto a cualquier otro viernes. Ni siquiera la zona alta de la ciudad, donde hay una importante concentración de colegios que ayer abrían el curso, vivió apreturas de tráfico.

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La jornada se salvó sin apenas incidentes por tres motivos: el primero fue que buena parte de las personas que normalmente optan por el vehículo privado se pasaron ayer el transporte público; el segundo motivo es claro: la red pública, sobre todo la ferroviaria (Renfe, metro y Ferrocarrils de la Generalitat) soportó incrementos que rondaron el 12%, pero que llegaron a situarse en el 23% en la franja horaria de entre las siete y las ocho de la mañana. Finalmente, una parte importante de los conductores, incluidos los transportistas de mercancías, cambiaron sus horarios adelantándolos para que no coincidieran con los de la protesta.

La marcha supuso grandes colas en los accesos, a excepción de los procedentes de la costa norte, donde hay un buen servicio de trenes de cercanías.Efectivos de la Guardia Urbana, Policía Nacional y Guardia Civil se hicieron visibles. En algunos casos, los agentes obligaban a los transportistas que debían dirigirse a las salida de las rondas para desbloquear las vías.

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