NEGRITAS

Música, camarero

El flamante concejal de Juventud del Ayuntamiento de Granada, Reynaldo Fernández Manzano, un hombre culto y exquisito, ha propuesto que, para acabar con la movida del botellón, en lugar de alcohol en los bares se sirva música en directo. Y ha anunciado que subvencionará a aquellos locales en donde se vendan refrescos. No es mala la idea: en lugar de tomarse uno un gin-tonic o un ron pálido con coca-cola, como mandan los cánones de la buena marcha granadina, podrá pedirse un acústico de Los Planetas o una ronda de canciones lentas de José Ignacio Lapido, el ex de los...

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El flamante concejal de Juventud del Ayuntamiento de Granada, Reynaldo Fernández Manzano, un hombre culto y exquisito, ha propuesto que, para acabar con la movida del botellón, en lugar de alcohol en los bares se sirva música en directo. Y ha anunciado que subvencionará a aquellos locales en donde se vendan refrescos. No es mala la idea: en lugar de tomarse uno un gin-tonic o un ron pálido con coca-cola, como mandan los cánones de la buena marcha granadina, podrá pedirse un acústico de Los Planetas o una ronda de canciones lentas de José Ignacio Lapido, el ex de los 091. Y en vez de rematar la noche con tres chupitos de Jack Daniel's, podrá echarse al coleto un solo de saxo jazzístico o una rumba calentona. Por un lado -el más difícil, porque el personal ya está acostumbrado a ir muy pasado el fin de semana- se fomenta la abstención del alcohol; por el otro se saca a la gente de las calles, que es lo que más molesta hoy a los molestos vecinos de la movida granadina. Y por un tercero, se le da cancha a los músicos locales al grito de "¡Música, camarero!".La propuesta de Fernández Manzano lleva su cosa de gracia y de alternativa. Algo muy diferente a cuando al PP, y a su entonces concejal de Medio Ambiente, Francisco Jiménez Carmona, le dio por ir cerrando garitos, prohibir la música en vivo y casi llevarse presos a los guitarristas.

Aunque el concejal de Juventud va a tener que pelearse más de una vez con el de Medio Ambiente, Baltasar Garzón, de Izquierda Unida, que tiene la intención de ponerle multas de hasta un millón de pesetas a quien coja cantando por la calle a las tantas. Garzón tenía que haber especificado en su propuesta que la multa iría para quien cantara mal el Asturias, patria querida. O si no, hace unos meses habría tenido un serio problema cuando una noche, en una plaza del Albaicín, se juntaron, en plan tertulia lorquiana, una poetisa siria, Maram Almassri, un cantante marroquí, Muhammad El-Akel y la cantaora Estrella Morente. La poetisa recitaba en árabe mientras bailaba sus propias palabras. Le replicaba una melodía dulce de El-Akel y remataba Estrella Morente con cantes como para poner el vello de punta. Eran las dos de la mañana. ¿Qué habría hecho la policía local si los hubieran cogido in fraganti? ¿Multar a Estrella Morente? Mejor llevarse detenido a Garzón ¿no?

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