Los buzos culminan el bombeo del fuel del 'Erika'

Un mes antes de lo previsto, el Ministerio de Transportes francés ha confirmado que "el bombeo del fuel contenido en el Erika puede darse por acabado" por lo que "ya no hay peligro de que se produzca una nueva marea negra a causa de este naufragio". El coste de la operación, unos 12.500 millones de pesetas, ha sido asumido por la compañía TotalFina, sociedad que había fletado el Erika. El bombeo, en el que han participado 18 buzos que han trabajado a 120 metros de profundidad, ha permitido recuperar 10.080 toneladas del fuel. El Erika se hundió el 12 de diciembre de 19...

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Queda petróleo

Un mes antes de lo previsto, el Ministerio de Transportes francés ha confirmado que "el bombeo del fuel contenido en el Erika puede darse por acabado" por lo que "ya no hay peligro de que se produzca una nueva marea negra a causa de este naufragio". El coste de la operación, unos 12.500 millones de pesetas, ha sido asumido por la compañía TotalFina, sociedad que había fletado el Erika. El bombeo, en el que han participado 18 buzos que han trabajado a 120 metros de profundidad, ha permitido recuperar 10.080 toneladas del fuel. El Erika se hundió el 12 de diciembre de 1999 cuando transportaba, bajo pabellón de Malta y fletado por una sociedad pantalla italiana, 30.800 toneladas de crudo. El navío se partió en dos trozos, que ahora yacen a 120 metros de profundidad, frente a la costa de Bretaña.

El bombeo, iniciado el 3 de julio, ha podido adelantarse porque el tiempo ha sido bueno, porque no ha habido el menor problema técnico y porque la tecnología empleada, que era nueva, sólo había sido ensayada en condiciones de extrema dificultad y en una simulación, de manera que los plazos de tiempo estimados no eran muy fiables. El barco Crystal Ocean, principal protagonista de la limpieza, no ha tenido que afrontar ningún problema serio, salvo algunas dificultades de orden informático al principio de los trabajos.

El éxito de la empresa no equivale a haber borrado todas las inquietudes. El bombeo ha sido posible gracias a la inyección de una sustancia fluidificadora, un éster metílico de colza. "Pero en los rincones de las bodegas, en otros lugares del casco, sigue quedando petróleo", ha denunciado una asociación ecologista de Saint-Nazaire. "Hay 6.000 toneladas que siguen ahí, en los restos del naufragio o en bolsas perdidas en el océano, que acabarán en las playas cuando las corrientes las empujen". "Creo que hemos bombeado la mayor parte del crudo. Ahora nos queda un trabajo delicado, de acabados, que durará varias semanas, hasta el 23 de septiembre si se cumplen las previsiones", ha explicado Laurent Gallard, portavoz de la prefectura. "Es una labor que necesita paciencia, que obliga a ir a buscar el fuel allí donde esté".

Las cifras manejadas del crudo transportado y las del recuperado no cierran la polémica. Tampoco bastan las estimaciones hechas en su día sobre las cantidades vertidas, que oscilaban entre las 12.000 y las 18.000 tonaledas, sin que ningún extremo fuese fiable. "Tampoco lo es, al 100%, la prospección que ahora haremos sobre las dos mitades del casco, pero sí sabemos que el grueso del problema está resuelto".

El combustible recuperado será transportado a una refinería próxima a la costa y será destruido en parte, mientras que el resto, en un porcentaje aún no determinado, servirá para alimentar la propia fábrica. Todo el proceso se efectuará en presencia de notario, que deberá levantar acta de la exactitud de las cifras manejadas y del destino último del cargamento del Erika.

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