Reportaje:

Enganchados al teclado

La Feria de Muestras de Bilbao es testigo desde ayer de un espectáculo inusual, la octava edición de la Euskal Party. Varios cientos de personas, en su mayoría jóvenes, inundarán hasta el próximo martes de ordenadores, programas, juegos, animaciones, música y toda clase de virguerías informáticas un pabellón similar en extensión a un campo de fútbol. Y es que la Euskal Party es la fiesta informática más grande de España, tanto por el número de asistentes como por el de las actividades programadas.El espectáculo comenzaba a primeras horas de la mañana. Los asistentes, pertrechados con sus equip...

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La Feria de Muestras de Bilbao es testigo desde ayer de un espectáculo inusual, la octava edición de la Euskal Party. Varios cientos de personas, en su mayoría jóvenes, inundarán hasta el próximo martes de ordenadores, programas, juegos, animaciones, música y toda clase de virguerías informáticas un pabellón similar en extensión a un campo de fútbol. Y es que la Euskal Party es la fiesta informática más grande de España, tanto por el número de asistentes como por el de las actividades programadas.El espectáculo comenzaba a primeras horas de la mañana. Los asistentes, pertrechados con sus equipos, esperaban ansiosos para conseguir las acreditaciones y comenzar a dar rienda suelta a su pasión por los ordenadores.

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Una vez dentro, cada uno se iba sentando según sus preferencias, divididas principalmente entre la demoscene (zona de creación de demos, programas de demostración) y juegos. En la zona de demos se encuentran los más veteranos de la Party. "El origen de las partys se encuentra en las reuniones que haciamos los creadores de demos, aunque luego el fenómeno se ha ido diversificando", afirma Eduard Matas, un barcelonés que ha asistido a todas las Euskal Party y que viaja por toda Europa allá donde se organice un encuentro de este tipo. Francisco Fuente, otro de los veteranos, explica el interés de estas fiesta. "Empiezas por hobby, y cada vez te gusta más, hasta que necesitas compartir experiencias y aprender de los demás. A mí, por ejemplo, la manera en que se organizó la red el año pasado me ha servido para aplicarlo en mi trabajo".

Sin embargo, los veteranos añoran las primeras ediciones y ven cómo el fenómeno está cambiando. Matas, más conocido como Mat, asegura que la Euskal Party es una de las mejores de Europa, aunque también reconoce que sus grandes dimensiones están acabando con la idea original de las partys: "Antes nos conocíamos todos y era más fácil intercambiar experiencias. Ahora, con esta masificación y diversidad de objetivos, la situación ha cambiado. Esto puede explicar por qué no acuden personas de países del Este, donde se mantiene intacto el espíritu de las primeras partys".

La otra gran área de la Euskal Party es la dedicada a los videojuegos. La infraestructura técnica de este año ofrece la posibilidad de jugar en red o echar una partida con contrincantes que se encuentren en el Kursaal donostiarra, donde además se pueden seguir por videoconferencia los pormenores del certamen.

"El sistema de servidores de este año permite entrenarse antes de jugar, competir hasta con 32 personas o ir haciendo eliminatorias y clasificaciones", explica Bruno Rodríguez, uno de los organizadores y responsable de la sección de juegos. Gracias a los patrocinadores hay más de dos millones de pesetas en premios. En cuanto a los juegos, el Quake III es el más solicitado, con más de 100 participantes. Los propios asistentes han elegido previamente los juegos en los que querían participar, a través de la web de la organización (www.euskal.org).

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