Reportaje:

Iceberg de residuos

Coslada prueba un sistema de recogida de basura que oculta los contenedores bajo tierra

Son como un iceberg: sobresale la punta, los buzones, por donde se introducen las bolsas con residuos sólidos, mientras la mayor parte de su masa, los contenedores, no se puede ver porque está sumergida bajo las aceras. Ésta es la esencia del nuevo sistema de recogida de basura que el Ayuntamiento de Coslada experimentará en los próximos meses en dos calles del municipio.La edil de Medio Ambiente, Maribel Albarrán (IU), los define así: "Mejoran el paisaje urbano, en el que, con la clasificación de la basura, cada vez hay más contenedores. Evitan los malos olores, pero son caros".

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Son como un iceberg: sobresale la punta, los buzones, por donde se introducen las bolsas con residuos sólidos, mientras la mayor parte de su masa, los contenedores, no se puede ver porque está sumergida bajo las aceras. Ésta es la esencia del nuevo sistema de recogida de basura que el Ayuntamiento de Coslada experimentará en los próximos meses en dos calles del municipio.La edil de Medio Ambiente, Maribel Albarrán (IU), los define así: "Mejoran el paisaje urbano, en el que, con la clasificación de la basura, cada vez hay más contenedores. Evitan los malos olores, pero son caros".

Coslada ha invertido en cada uno de sus dos icebergs 2,9 millones de pesetas, incluyendo la obra para instalarlos, con la creación de un foso de 2,3 metros de profundidad, 6,8 de longitud y 1,8 de anchura.

Sustituir los contenedores tradicionales que hay en los 500 puntos de recogida de basura de la ciudad por el nuevo sistema oculto en el subsuelo supondría una inversión de 1.500 millones de pesetas. Mucho dinero para un Ayuntamiento que tiene un presupuesto anual de 10.000 millones.

Aun así, si los dos espacios para enterrar la basura que inauguraron ayer la concejal Albarrán y el alcalde, Juan Granados (PSOE), en la avenida de la Constitución y en la calle de Honduras superan con éxito la prueba, el gobierno municipal buscará fondos económicos para extender el sistema a todo el municipio.

La madre de la idea, Solrif, una empresa salmantina que empezó siendo profeta en su tierra y se anuncia mostrando unos contenedores instalados junto a su catedral, denomina a sus instalaciones "islas ecológicas". Porque integran los contenedores verdes de la basura orgánica, los amarillos de los envases, los azules del papel y los verdes claro del vidrio, cada uno con su correspondiente buzón y rótulo indicativo. También porque los contenedores de restos orgánicos y envases se levantan con una bomba hidráulica que se activa con un pequeño mando a distancia y funciona con energía solar. Las placas solares que llevan las tapas de los buzones alimentan además el alumbrado de toda la isla. Los contenedores de papel y vidrio se sacan con una grúa. Todos tienen la misma capacidad que sus homólogos tradicionales.

Solrif ha vendido también algunas de sus islas ecológicas a los municipios madrileños de Valdemoro, Collado Villalba y Alcobendas, que los acaban de instalar o están en ello. El Ayuntamiento de Alcalá de Henares los contempla como una solución para el recinto declarado patrimonio universal, donde de momento no se recicla, ya que el Consistorio considera que la ristra de contenedores que supone la clasificación de la basura causaría demasiado impacto visual en las calles de la ciudad antigua.

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Los icebergs no son la única innovación ecológica de Coslada. El Ayuntamiento ha puesto en sus parques papeleras con forma de delfín para motivar a los niños y dispensadores de bolsas para recoger las heces caninas, ha distribuido en los chalés manuales de xerojardinería para que ahorren agua al regar y ha comprado aparcamientos de bicis para la estación de tren y los edificios públicos. La próxima: participar en una experiencia piloto europea para dividir en dos la bolsa de la basura orgánica, utilizando, por ejemplo, los restos de comida para hacer abono o producir metano y ahorrar así dinero en el vertedero.

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