El Banco de España impulsa pactos para vigilar las inversiones financieras en América

Las crecientes inversiones de las entidades financieras españolas en Latinoamérica han conducido al Banco de España a extender su vigilancia a dicha área. Sin embargo, las facultades legales de supervisión son de las autoridades nacionales. Por ese motivo, durante los últimos meses se ha volcado en alcanzar acuerdos de coordinación que permitan obtener la máxima información y ejercer un control más exhaustivo sobre las inversiones españolas en la zona. Entre los dos grandes grupos españoles, el BSCH y el BBVA, controlan el 17% de los activos del mercado bancario latinoamericano.

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Las crecientes inversiones de las entidades financieras españolas en Latinoamérica han conducido al Banco de España a extender su vigilancia a dicha área. Sin embargo, las facultades legales de supervisión son de las autoridades nacionales. Por ese motivo, durante los últimos meses se ha volcado en alcanzar acuerdos de coordinación que permitan obtener la máxima información y ejercer un control más exhaustivo sobre las inversiones españolas en la zona. Entre los dos grandes grupos españoles, el BSCH y el BBVA, controlan el 17% de los activos del mercado bancario latinoamericano.

El pasado lunes, el consejo de administración del mexicano Bancomer daba su apoyo a la propuesta de BBVA-Probursa para formar así la primera entidad financiera de aquel país. Hace unas semanas, el otro gran banco español, el BSCH ganaba la puja por Serfin y pasaba a convertirse en el tercer grupo mexicano. Entre ambos, controlan una cuota de mercado de casi el 40% de créditos y de más del 43% de depósitos. Chile, Argentina, Venezuela, Perú o Colombia son otros países en los que el peso de la banca española es notable. Y en menor medida Brasil. En el conjunto de la zona, el BSCH controla el 9,4% del mercado y el BBVA, el 7,5%. Entre ambos, pues, suman prácticamente el 17%. Esta destacada presencia en América ha provocado el cambio en la fisonomía de esos dos grupos. Ahora tienen más de la mitad de la plantilla al otro lado del Atlántico, una buena parte de sus beneficios provienen de allí y sus mayores inversiones tienen como destino esa región. Y, naturalmente, también importan riesgos distintos, mayores de los que corren en el mercado nacional.

Todo ello ha provocado la lógica preocupación en el Banco de España. A más presencia, mayor necesidad de coordinación. Y dado que las inversiones se efectúan en su mayor parte a través de compras de bancos, la vigilancia de éstos sigue siendo responsabilidad de las autoridades nacionales de cada país, mientras en España deben rendir las cuentas consolidadas.

Los responsables del Banco de España, cuyos responsables principales (gobernador y sobgobernador) terminan su mandato oficial en julio, se han volcado en cerrar al máximo la colaboración antes de su marcha. Desde hace tiempo vienen teniendo contactos con las autoridades latinoamericanas para articular una fórmula que les permita seguir más de cerca los movimientos de los bancos controlados por las entidades españolas en la región. Ahora los han intensificado. Los controles financieros de los países americanos suelen ser más laxos que el español, que pasa por ser uno de los más exigentes, si no el que más, en Europa.

Los contactos se han plasmado en un acuerdo de intenciones (memorándum of understanding) con la mayor parte de los países. En ellos, se delimita la división del trabajo y el intercambio de información. Falta, sin embargo, suscribir un acuerdo con México, precisamente en el que la presencia española es mayor. Según fuentes consultadas, se espera que el memorándum se firme en breve plazo.

Desde ese punto de vista, el Banco de España está satisfecho. El nivel de información de las inversiones en curso y de los planes estratégicos es muy completo. Sin embargo, insiste en acumular el mayor número posible de datos con el fin de poder anticiparse a posibles problemas, no ya de las entidades en concreto, sino del sistema financiero de cada país.

Esta filosofía coincide en gran medida con la política que han puesto en marcha los dos grandes bancos españoles en la zona. Ambos han destinado buena parte de su inversiones a saneamientos, a aumentar la cobertura de los créditos y a amortizar fondos de comercio anticipadamente.

El imparable aumento de la presencia española en América también ha hecho reaccionar a los sindicatos de uno y otro lado. La intención de los sindicatos es coordinar un conjunto de peticiones para tratar de ir equilibrando las condiciones de trabajo americanas con las españolas. Recientemente, la federación de banca de CCOO organizó en Madrid varios encuentros entre representantes sindicales de México, Chile y Brasil con componentes de la dirección del BSCH y del BBVA.

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