España se opone a que la UE reduzca la ayuda a Latinoamérica

La reconstrucción de los Balcanes obligará a la Unión Europea (UE) a reducir la política de apoyo al Mediterráneo y Latinoamérica, en contra de la postura española. Sin ir más lejos, España perdió ayer la primera batalla al no lograr impedir que se aprobara una ayuda de 20 millones de euros (3.327 millones de pesetas) a Montenegro, recortados de programas de ayuda para Latinoamérica y la región mediterránea.

Esos 20 millones de euros para la República de Montenegro saldrán de los programas Meda (15,5 millones de euros) y de los Ecip, que fomentan la inversión comunitaria en los países l...

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La reconstrucción de los Balcanes obligará a la Unión Europea (UE) a reducir la política de apoyo al Mediterráneo y Latinoamérica, en contra de la postura española. Sin ir más lejos, España perdió ayer la primera batalla al no lograr impedir que se aprobara una ayuda de 20 millones de euros (3.327 millones de pesetas) a Montenegro, recortados de programas de ayuda para Latinoamérica y la región mediterránea.

Esos 20 millones de euros para la República de Montenegro saldrán de los programas Meda (15,5 millones de euros) y de los Ecip, que fomentan la inversión comunitaria en los países latinoamericanos, Asia, Mediterráneo y Suráfrica (4,5 millones de euros). Francia e Italia también se opusieron inicialmente a la medida, que finalmente se aprobó ayer en la sesión matinal del Consejo de Asuntos Generales.El secretario de Estado de Asuntos Europeos, Ramón de Miguel, representante español, lanzó ante los ministros y luego ante la prensa una durísima crítica contra la Comisión Europea, y en particular contra el comisario de Relaciones Exteriores, Chris Patten. Pero al final, De Miguel no votó en contra de este trasvase de fondos.

El representante español acusó a Bruselas de no poner suficiente empeño en la defensa de los intereses comunitarios en otras regiones y empleó un duro lenguaje contra Patten. Este comisario, además, está inmerso en otra polémica sobre un presunto conflicto de intereses con el responsable de la política exterior de la UE, Javier Solana. Hace una semana, Patten filtró a la prensa un escrito en el que pedía más protagonismo en la política exterior para la Comisión y opinaba que el cargo de Solana usurpaba funciones al Ejecutivo comunitario.

Patten y Solana coincidieron en la sesión de ayer, aunque ambos se mostraron tranquilos antes los medios y trataron de limar asperezas. "No es mi costumbre hablar sobre propuestas que hacen los comisarios. Ya tenemos mucho trabajo. Yo nunca seré parte del problema, sino de la solución", dijo Solana. Antes, Patten se explicó: "No son quejas, sino preocupaciones sobre si la Comisión está haciendo una contribución significativa a la política exterior y seguridad común".

A una semana de la cumbre europea de Feira, en Portugal, se perfila un frente hispano-británico contra el eje franco-alemán, enfrentados sobre la modificación del Tratado de Amsterdam a través de la Conferencia Intergubernamental (CIG). Londres y Madrid han expresado reservas a que en la agenda de la CIG se incluya la cooperación reforzada, el mecanismo mediante el cual varios países pueden ir más lejos que otros en algunos temas. El Reino Unido sostiene que no es necesario pues el tratado ya lo contempla; España no se opondría siempre y cuando no afecte a cuestiones de política económica y comercial.

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