El 'hipermercado' de la droga más grande de España cuadruplica su clientela.

Cerca de 4.000 toxicómanos compran sus dosis cada día en el poblado de Las BarranquillasEn el último año se registraron 36 redadas en el poblado con el resultado de 143 detenidos

El poblado de Las Barranquillas, en Vallecas Villa, se ha convertido en menos de un año en el hipermercado de venta de droga más grande de España. La policía sostiene ese cálculo por los 4.000 toxicómanos que cada día acuden a comprar su dosis a alguna de las 237 chabolas censadas. La mitad de los chamizos son despachos de estupefacientes donde se venden papelinas de caballo de escasa pureza a un precio que oscila entre las 700 y las 1.000 pesetas.El 80% de la droga que se mueve en la Comunidad de Madrid se esconde en Las Barranquillas, según la policía.

El problema al que se enfrentan ...

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El poblado de Las Barranquillas, en Vallecas Villa, se ha convertido en menos de un año en el hipermercado de venta de droga más grande de España. La policía sostiene ese cálculo por los 4.000 toxicómanos que cada día acuden a comprar su dosis a alguna de las 237 chabolas censadas. La mitad de los chamizos son despachos de estupefacientes donde se venden papelinas de caballo de escasa pureza a un precio que oscila entre las 700 y las 1.000 pesetas.El 80% de la droga que se mueve en la Comunidad de Madrid se esconde en Las Barranquillas, según la policía.

El problema al que se enfrentan ahora las administraciones y la policía es el progresivo crecimiento del poblado y la construcción de nuevos chamizos hacia el arroyo de La Gavia. Este mismo mes, 30 hortelanos que cultivaban varios huertos próximos a Las Barranquillas han sido expulsados por peligrosos traficantes que levantan sus chamizos como nuevos puntos de venta de droga, según cuentan los policías que patrullan esa zona de la ciudad.

Los clanes no sólo sobreviven con el dinero de la heroína, también se dedican a cercar las parcelas y a venderlas entre las 300.000 y las 700.000 pesetas.

Hasta hace dos años, el poblado de Las Barranquillas era una pequeña concentración de chamizos donde 30 familias vivían de la chatarra. Pero el desmantelamiento de los prefabricados de Torregrosa, en Usera, un hiper de la droga, cambió la situación. Familias expulsadas de aquel núcleo se trasladaron a Las Barranquillas y levantaron sus casas. Entonces el poblado aumentó hasta las 200 chabolas, que atendían una media de 1.000 toxicómanos al día. Un año después, la cifra de clientes que pululan por Las Barranquillas se ha cuadruplicado debido al desmantelamiento progresivo de La Rosilla y La Mica, otros dos poblados donde se despachaba droga.

La policía afirma que Las Barranquillas es el único despacho de droga abierto las 24 horas

Asimismo, se han trasladado a Las Barranquillas otras familias de La Celsa tras el anuncio del Gobierno regional del derribo inminente de ese núcleo residencial en las afueras de Vallecas.A la expansión del poblado de Las Barranquillas ha contribuido otro factor: es el único hipermercado de la droga de toda la región que ofrece a los toxicómanos heroína y cocaína durante las 24 horas del día. La venta es continua y en muchos sitios, por lo que los heroinómanos acuden en masa al tener la seguridad de poder comprar y escoger. Los propios clanes han llegado a un acuerdo para evitar la competencia. Durante el día funciona el negocio de las drogas en las chabolas de la orilla derecha y por la noche en las del lado izquierdo.

A lo largo de 1999, la policía ha emprendido 36 redadas, una media de tres al mes, en Las Barranquillas, con un resultado de 143 detenidos. Este año se ha incrementado el cerco de los agentes y en los tres primeros meses se ha duplicado el número de intervenciones respecto a 1999. En enero, febrero y marzo se han registrado 18 chabolas, 6 al mes, con un balance de 40 detenidos. En cada una de esas operaciones los agentes se enfrentan a graves riesgos, ya que los clanes suelen defenderse con violencia, por lo que en la mayoría de las situaciones los policías reciben el apoyo de compañeros de las unidades antidisturbios.

De cada diez detenidos en Las Barranquillas siete son mujeres, ya que son las encargadas de vender la droga en las chabolas, mientras que los hombres se responsabilizan de la vigilancia. "La etnia gitana es una sociedad muy machista y son las mujeres las que dentro de las casas se encargan de despachar la droga y de pesarla en la báscula delante del toxicómano", explica uno de los policías de la comisaría de Vallecas Villa. Los agentes no se atreven a dar un perfil de las mujeres detenidas. "Ni siquiera podemos sacar la media de edad de las arrestadas porque se ha llegado a coger a niñas de 16 años vendiendo droga y abuelas de 78 años que nos han arrojado hasta hachas a la cabeza", explica uno de los agentes.

Dentro de las chabolas la droga se oculta en varias bolsas. El toxicómano suele adquirir una papelina o micra (una décima parte de un gramo). Las mujeres suelen pesar la mercancía delante del toxicómano, que se lleva el caballo recogido en un pequeño saco. En las chabolas, como mucho, suele haber unos 300 o 400 gramos de cada sustancia. Esta semana la papelina de heroína costaba 700 pesetas y la de cocaína 1.200, según la policía. El comisario de Vallecas, Benito López, ha mandado al Instituto de Toxicología las últimas dosis aprehendidas.

Análisis

Los análisis han revelado que la pureza de la cocaína es sólo del 20%, y del 40% de la heroína, según explica el comisario, que destaca que el polvo blanco está superando en precio al caballo, ya que la cocaína escasea y se adultera más.

La policía calcula que al día se facturan más de siete millones de pesetas en Las Barranquillas. A la hora de efectuar los registros, los agentes tienen una ardua tarea y un complejo camino burocrático en los juzgados. Primero tienen que vigilar con discreción las chabolas donde se vende la droga y, cuando comprueban que hay mucho movimiento, deciden dar los primeros pasos legales. Los agentes se enfrentan a una de las tareas más ingratas, que consiste en incautarse la droga de los toxicómanos que compran la heroína en la chabola que se pretende reventar. "Es muy desagradable que a un toxicómano que acaba de comprar su dosis se la quitemos, pero necesitamos esa prueba para presentarla en los juzgados", explica un agente.

En algunas ocasiones, la policía corre el riesgo de que los toxicómanos le cuenten la operación a los vendedores de droga. Si eso ocurre, éstos suelen dejar de despacharla. En caso contrario, la policía pide el permiso judicial correspondiente. Tras las detenciones y posibles incautaciones, los agentes se pasan otro día en el juzgado tramitando las diligencias, por lo que emplean casi una semana de trabajo en cada redada.

El año pasado la policía se incautó de unos siete kilos de droga en las operaciones policiales de Las Barranquillas. El pasado miércoles los funcionarios entraron en una chabola. Como en muchos casos, los traficantes arrojaron la droga al fuego. La novedad de esta última intervención fue que también quemaron el dinero para destruir pruebas. Los agentes consiguieron rescatar del fuego 200.000 pesetas en buen estado que ya han sido ingresadas en el banco, según explicó uno de ellos.

En Las Barranquillas falta suelo para levantar más chabolas, por lo que el poblado crece en varias direcciones. Los toxicómanos, sin embargo, siguen acudiendo al núcleo duro cercano a la explanada del vertedero. Allí suelen llegar en coches alquilados o cundas. Se trata de heroinómanos que utilizan sus coches como taxis para la ruta de la papelina. Desde el centro de Madrid suelen cobrar unas 600 pesetas a cada cliente, 1.000 pesetas desde la Casa de Campo, y 1.500 desde los pueblos de Madrid. Últimamente los cunderos trabajan a comisión con algunos despachos de droga.

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