A vueltas con la dichosa Acadèmia
De puro olvidado, y acaso innecesario, creímos que el disputado proyecto de Acadèmia de la Llengua dormía felizmente el sueño de los justos. Al fin y al cabo la iniciativa se tomó en su día para propiciar la pacificación de un sector social reducido, casi ágrafo y poco menos que analfabeto. Ahora, este mismo sector ha plegado sus banderas, huérfano como anda del poder mediático que lo sostenía y articulaba. Hasta su mismo brazo político está descompuesto. Lo que no es óbice para que se conserve una suerte de Real Academia para uso interno, bien instalada y subvencionada. Lo lógico sería dejar ...
De puro olvidado, y acaso innecesario, creímos que el disputado proyecto de Acadèmia de la Llengua dormía felizmente el sueño de los justos. Al fin y al cabo la iniciativa se tomó en su día para propiciar la pacificación de un sector social reducido, casi ágrafo y poco menos que analfabeto. Ahora, este mismo sector ha plegado sus banderas, huérfano como anda del poder mediático que lo sostenía y articulaba. Hasta su mismo brazo político está descompuesto. Lo que no es óbice para que se conserve una suerte de Real Academia para uso interno, bien instalada y subvencionada. Lo lógico sería dejar las cosas como están. Sin embargo, el presidente Zaplana, a preguntas del rotativo El Mundo, ha declarado que se propone sacar adelante el mentado proyecto, con o sin el concurso del PSOE. Así nos gusta: los errores a pares. Error es volver sobre las andadas y, más aún, hacerlo unilateralmente para acentuar la precariedad de la solución, o de lo que acabe alumbrando el parto de los montes. Confiemos en que el sentido político del presidente le impida cometer ese disparate.