Más titulaciones que dálmatas

La Universidad de Jaén recibe una financiación por alumno de 250.000 pesetas frente a las 700.000 que alcanza, por ejemplo, la Pompeu Fabra, en Cataluña. Este y otros agravios comparativos entre las distintas instituciones académicas es el motivo de la reivindicación que ha unido a todos los rectores del país: una ley de financiación estatal que unifique criterios de reparto para todo el territorio. Luis Parras, rector de Jaén, pone voz a esta queja compartida: "En el Consejo de Universidades no se nos escucha ni se nos atiende, pero es necesaria una ley estatal que iguale a todos, por titulac...

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La Universidad de Jaén recibe una financiación por alumno de 250.000 pesetas frente a las 700.000 que alcanza, por ejemplo, la Pompeu Fabra, en Cataluña. Este y otros agravios comparativos entre las distintas instituciones académicas es el motivo de la reivindicación que ha unido a todos los rectores del país: una ley de financiación estatal que unifique criterios de reparto para todo el territorio. Luis Parras, rector de Jaén, pone voz a esta queja compartida: "En el Consejo de Universidades no se nos escucha ni se nos atiende, pero es necesaria una ley estatal que iguale a todos, por titulaciones, por alumnos, por lo que quieran, pero que sea uniforme en todo el Estado". Y si Parras es rector de una de las universidades pequeñas, de nueva creación, Miguel Florencio lo es de la segunda mayor de España, la de Sevilla. "No es razonable que las condiciones de partida sean distintas", afirma el rector de la Hispalense refiriéndose a la dispar financiación por alumno. Desde que se redactó la Ley de Reforma Universitaria en 1983 (LRU) se han creado más instituciones académicas en el país que en ocho siglos de presencia universitaria española. En Andalucía cursan estudios superiores uno de cada cuatro alumnos en edad universitaria, "un poquito por encima de la media nacional", un índice que se alcanzó en 1998, explica José Luis Pino, director general de Universidades. El presupuesto que dedica la Consejería de Educación a este capítulo ha ascendido de cerca de 75.000 millones en 1996 a 89.000 en las cuentas del último presupuesto.

Otra gestión

La LRU no tiene respuestas para las nuevas necesidades. La comunidad universitaria andaluza coincide en que se necesita una nueva forma de gestión para un monstruo que cuenta con 273.000 estudiantes en la región, 13.131 profesores y 111 titulaciones distintas, repartidas en nueve campus (la Universidad Internacional no es de carácter presencial).

En los últimos cuatro años se han invertido 14.000 millones en gastos corrientes y 40.000 en infraestructuras "que han agotado el suelo con el que se contaba", explica Pino. Con esta cifra se pretendía completar el número de titulaciones en cada área y universidad, una oferta que "ahora está más diversificada".

El rector de la Hispalense reivindica sin embargo "un plan que permita a las universidades un espacio suficiente" para seguir creciendo.

La legislatura andaluza ha acabado con la creación del Consorcio Fernando de los Ríos, una especie de universidad a distancia a través de las nuevas tecnologías para estudiar desde casa el curso de acceso a la universidad, cursos de posgrado, idiomas y formación continua, un programa que se ampliará con los estudios universitarios. "Todas las universidades andaluzas han entrado en ese consorcio, con personalidad jurídica propia, que constituye una experiencia única en España", afirma José Luis Pino.

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Si esos son los deberes hechos, ¿cuáles son las asignaturas pendientes? Los sindicatos han participado en esta última legislatura en más de una manifestación para pedir la estabilidad de una buena parte del profesorado. El pasado 7 de febrero se llegó a un acuerdo en Madrid para invertir durante los próximos tres años 21.000 millones de pesetas en ese capítulo, de los cuales, 1.300 corresponden a Andalucía. Con este acuerdo se podrán afrontar las retribuciones de los titulares de escuelas universitarias, se abre la posibilidad de que los profesores cobren hasta el sexto quinquenio o sexenio y se allana el camino para la estabilidad de los profesores asociados. "No es mucho dinero, pero se despeja el tema", afirma Jesús Jiménez, responsable de Universidad de CC OO.

Si se atiende a la antigüedad, la universidad andaluza está dividida en dos. Las universidades jóvenes, Almería, Huelva, Jaén y la Pablo de Olavide tienen unas necesidades y unos problemas distintos. Luis Parras cree que las nuevas universidades se encuentran con un problema, la cantidad de alumnos que se matriculan y que antes no lo hacían porque no tenían medios para irse a otras provincias. Pero, por contra, cree que esta nueva generación está impulsando fórmulas de autoempleo en Jaén ("lo mismo ocurre en Almería o en Huelva"), algo que no pasa en igual medida en las universidades antiguas. "El número de personas que crean su propia empresa en Jaén es el doble que en otras universidades".

Otro inconveniente que plantean los campus jóvenes es el profesorado: "La formación del profesional interno es importante y los profesores formados no están ahí para cogerlos". No es fácil que un docente opte voluntariamente por ir a una universidad de nueva creación porque no es fácil que se rompan los grupos de investigación creados. Emprender otros nuevos es un esfuerzo nada desdeñable. Respecto al profesorado, Miguel Florencio aboga por un sistema de becas suficiente para la formación de los nuevos docentes, para que puedan completar sus estudios en el extranjero, trabajar en sus tesis. Lo necesario, en definitiva, para contar con una buena plantilla. Desde Jaén, Parras piensa que la ventaja del profesorado joven es el empuje y las ganas que ponen en el desarrollo de sus funciones.

Nuevas tecnologías

Y a todo esto, ¿qué opinan los alumnos? La financiación es su reivindicación clave, porque de su brazo se solucionarán problemas de masificación, (aunque en breve se estabilizará el número de alumnos) de infraestructuras, de calidad de enseñanza: "Todavía hay clases con más de 100 alumnos, faltan aulas, nuevas tecnologías, algunos profesores pintan en la pizarra la pantalla del ordenador para dar la clase porque no hay un monitor por alumno", cuenta Mercedes Aguilar, la presidenta del Consejo de Alumnos de la Universidad de Sevilla.

Respecto a los planes de estudio, no han terminado de implantarse porque antes de concluir ya se están revisando de nuevo: "Con el cambio aumentó la carga lectiva, los créditos no estaban bien distribuidos y la teoría sigue primando sobre la práctica", dice Aguilar.

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