La Comisión de Desarme no posee aún datos concretos de la cantidad de pistolas y bombas en poder del IRA

Las estadísticas, las evaluaciones oficiales, los cálculos de los "expertos" y el producto de las fábricas propagandísticas en la historia de la violencia en el Norte caen el terreno del absurdo. La verdad es que nadie, nadie sabe exactamente cuantas armas existen en el Ulster ni comprende la profundidad del odio entre protestantes y católicos. Por lo tanto, hay que ceñirse a los números que publican con extraña puntualidad los periódicos de Londres.Eso si, hay consenso de que el IRA es la facción mejor equipada para continuar con la guerra contra los pistoleros de la Fuerza de Voluntarios del...

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Las estadísticas, las evaluaciones oficiales, los cálculos de los "expertos" y el producto de las fábricas propagandísticas en la historia de la violencia en el Norte caen el terreno del absurdo. La verdad es que nadie, nadie sabe exactamente cuantas armas existen en el Ulster ni comprende la profundidad del odio entre protestantes y católicos. Por lo tanto, hay que ceñirse a los números que publican con extraña puntualidad los periódicos de Londres.Eso si, hay consenso de que el IRA es la facción mejor equipada para continuar con la guerra contra los pistoleros de la Fuerza de Voluntarios del Ulster (UVF) así como a los malandrines y asesinos de la diminuta pero ferozmente anticatólica fuerza de Luchadores por la Libertad en el Ulster.

Si el general canadiense John de Chastelain ha caído en la trampa de creer en la buena fe de los pistoleros, entonces posee datos fabricados. "Son cosas en las que no quiero ni puedo entrar", declaró hace poco durante una conversación con este periódico en el Hotel Europa, su residencia oficial que se ufana de ser el alojamiento mas bombardeado de Europa. Según fuentes muy próximas a la Comisión de Desarme, "falta voluntad". Se han construido planes y conversaciones secretas con los propietarios de hornos de fundición en Irlanda para derretir los cañones. Se ha pensado en cuantos barcos serían necesarios para hacer estallar el Semtex del IRA en la mitad del mar. No ha faltado, por supuesto, la exéntrica idea de utilizar los metales de las armas para construir sillas de ruedas para las víctimas del odio.

La voluntad, por más ambigua que hoy sea, del IRA para decir adiós a las armas tiene que terminar con un calendario y un inventario, opinaban ayer ciertos analistas. Pero para ello habría que ignorar la voluntad de los hombres, mujeres y niños que cantan loas al IRA y pintan paredes con el lema de moda: "Ni una bala, ni una onza de explosivos".

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