La "guerra de las galaxias" de Clinton sufre un serio revés en su segundo ensayo

La versión de la guerra de las galaxias que promueve Bill Clinton sufrió ayer un serio contratiempo cuando un misil norteamericano no consiguió interceptar sobre el Pacífico un supuesto cohete enemigo. El Pentágono reconoció de inmediato el fallo y lo atribuyó a "razones desconocidas por el momento".Con la bendición de Clinton, el Pentágono está desarrollando una versión reducida del programa de defensa del territorio estadounidense contra misiles balísticos que hizo célebre Ronald Reagan bajo el nombre de guerra de las galaxias. La primera prueba, realizada el pasado 2 de octubre, fue un rela...

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La versión de la guerra de las galaxias que promueve Bill Clinton sufrió ayer un serio contratiempo cuando un misil norteamericano no consiguió interceptar sobre el Pacífico un supuesto cohete enemigo. El Pentágono reconoció de inmediato el fallo y lo atribuyó a "razones desconocidas por el momento".Con la bendición de Clinton, el Pentágono está desarrollando una versión reducida del programa de defensa del territorio estadounidense contra misiles balísticos que hizo célebre Ronald Reagan bajo el nombre de guerra de las galaxias. La primera prueba, realizada el pasado 2 de octubre, fue un relativo éxito y suscitó las protestas de Rusia, que considera que EEUU está violando los tratados bilaterales de desarme.

El ensayo realizado en la madrugada de ayer consistió en el lanzamiento de un misil balístico intercontinental desde Vandenberg (California). Ese misil catapultó una cabeza nuclear simulada. Instantes después, fue disparado desde el atolón de Kwajalein, en el Pacífico, un misil destinado a interceptar el supuesto ataque enemigo. Pero ese misil, llamado en el argot del Pentágono Kill vehicle o Smart rock, no consiguió detener el rumbo del artefacto atacante.

"Estuvo muy, muy cerca", declaró la portavoz del Departamento de Defensa Cheryl Irwin. Según esta portavoz, los satélites, radares y otros soportes técnicos integrados aparentemente funcionaron, pero el arma que debía interceptar el cohete perdió el objetivo "por razones desconocidas".

El Pentágono espera realizar una tercera prueba a finales de abril y sólo entonces recomendará o no a Clinton el despliegue del Sistema Nacional de Defensa contra Misiles. Esa versión en miniatura del sueño reaganiano consistiría en la instalación en Alaska de unos cien misiles de interceptación, que, al precio de 13.000 millones de dólares (más de dos billones de pesetas), deberían proteger el territorio continental de EE UU frente a presuntas agresiones de países como Corea del Norte, Irak o Irán.

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