Protesta del personal de vuelo por un corto de Mateo Gil emitido en Iberia

El Sindicato de Tripulantes Auxiliares de Vuelo de Líneas Aéreas (STAVLA) envió ayer una carta de protesta al Ministerio de Asuntos Sociales por la proyección en los vuelos de Iberia del cortometraje de Mateo Gil Allanamiento de morada. A juicio de STAVLA, el lenguaje utilizado en la película "no se puede admitir en un medio de transporte donde viajan personas de todas las edades, culturas y religiones".El escrito, dirigido a la directora general de Acción Social del Menor y de la Familia, María Teresa Mogín Barquín, recoge el diálogo que mantienen en off dos de los personajes del cortometraje...

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El Sindicato de Tripulantes Auxiliares de Vuelo de Líneas Aéreas (STAVLA) envió ayer una carta de protesta al Ministerio de Asuntos Sociales por la proyección en los vuelos de Iberia del cortometraje de Mateo Gil Allanamiento de morada. A juicio de STAVLA, el lenguaje utilizado en la película "no se puede admitir en un medio de transporte donde viajan personas de todas las edades, culturas y religiones".El escrito, dirigido a la directora general de Acción Social del Menor y de la Familia, María Teresa Mogín Barquín, recoge el diálogo que mantienen en off dos de los personajes del cortometraje al término del mismo, coincidiendo con el pase de los títulos de crédito. El texto reproducido dice: "¿Cuál es su problema?, que no se la meten bien, que no la follan bien o es que es frígida. Que si quiere le echamos un polvo". "Tienes el chocho seco, guarra y más cerda será tu madre. La noticia es: se va a enterar. ¡Que nos va a comer el rabo, cerda!".

El sindicato de auxiliares de vuelo recuerda en el escrito que Iberia se compromete en su página web a cuidar que los contenidos de las películas que exhibe "no tengan escenas que puedan herir la sensibilidad de nuestros clientes".

Fuentes de Iberia recordaron ayer a la agencia Efe que el cortometraje ha conseguido 33 galardones, incluido el primer premio de la segunda edición de cortometrajes de la compañía en septiembre de 1999. Las mismas fuentes insistieron en que "hay que verlo para juzgarlo".

EL PAÍS intentó ayer, sin éxito, recabar la opinión del cineasta Mateo Gil.

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