Tribuna

Superando el "pensamiento único"

Vicente Álvarez ArecesTres parecen ser las vías para crear empleo que, en mayor o menor medida, apuntan los estudiosos que se acercan al problema desde posiciones alternativas a las que podemos denominar clásicas o neoliberales. Una es la creación a través del sector privado: una expansión o crecimiento económico verdaderamente creador de empleo en un marco de estabilidad, eficiencia y previsibilidad macroeconómica. Otra es la creación de empleo a través del sector no privado: sector informal, tercer sector en torno a nuevos yacimientos de empleo. El tercer camino propuesto es la reducción y/o...

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Vicente Álvarez ArecesTres parecen ser las vías para crear empleo que, en mayor o menor medida, apuntan los estudiosos que se acercan al problema desde posiciones alternativas a las que podemos denominar clásicas o neoliberales. Una es la creación a través del sector privado: una expansión o crecimiento económico verdaderamente creador de empleo en un marco de estabilidad, eficiencia y previsibilidad macroeconómica. Otra es la creación de empleo a través del sector no privado: sector informal, tercer sector en torno a nuevos yacimientos de empleo. El tercer camino propuesto es la reducción y/o reparto del tiempo de trabajo.

Cada país, incluso cada región, debe realizar su propio diagnóstico y diseñar su estrategia propia en lo concreto, aun cuando asuma las grandes orientaciones o el marco general de actuación que corresponda diseñar a un nivel supranacional. Es un camino más difícil que creer en los paradigmas absolutos o esperar que los mecanismos automáticos nos resuelvan los problemas, pero posiblemente no haya otro para superar la dualización creciente que el desempleo y la precarización están introduciendo en nuestras sociedades.

En Asturias hemos situado el desempleo en el centro de la acción política. Si hemos alertado del peligro de crisis que sufre nuestro modelo de sociedad como consecuencia de la fractura social que significa el paro, la conclusión lógica es que necesitamos un nuevo esfuerzo de concertación social que selle el compromiso de todos por el empleo como instrumento fundamental para garantizar la permanencia de la cohesión social.

Por eso, a los pocos días de su toma de posesión, el Gobierno del Principado de Asturias quiso cumplir con su principal compromiso electoral y convocó a los agentes sociales e institucionales a iniciar negociaciones para alcanzar un Pacto Institucional por el Empleo. Éstas culminaron el pasado día 29 de noviembre con el acuerdo de las organizaciones empresariales y sindicales más representativas. Este Pacto significa una apuesta decidida por otra forma de luchar contra el desempleo, en la que la búsqueda de la competitividad no significa excluir la solidaridad. Tanto el propio hecho del pacto como su contenido, pueden calificarse de históricos para nuestra comunidad, y en su consecución tienen parte importante la madurez y responsabilidad de los agentes sociales del Principado. El pacto nos va a permitir movilizar una considerable cantidad de recursos públicos, 88.440 millones de pesetas, y dirigirlos a las prioridades establecidas de común acuerdo, incentivando también la inversión privada.

La solidaridad es el elemento distintivo de nuestra ofensiva contra el paro. Evidentemente, es preciso mejorar la competitividad de las empresas, de la economía en su conjunto, pero rechazamos que para ello haya que marginar a aquella parte de la sociedad que no puede adaptarse al ritmo de los cambios económicos o tecnológicos. Desde nuestro punto de vista, las políticas de corte ultraliberal yerran dramáticamente en la definición de sus objetivos al establecer como prioridad absoluta, casi única, el mantenimiento de ciertos equilibrios macroeconómicos y obviar, en cambio, los desequilibrios sociales que se derivan de ellas.

Las estrategias definidas en el pacto responden a los dos ejes fundamentales de nuestro modelo. Hemos acordado que se dediquen al menos 65.000 millones de pesetas para que las empresas puedan mejorar sus principales factores de competitividad, sus activos tangibles, intangibles y humanos. Sobre todo, es necesario apostar por la innovación y la formación. La mejora de los recursos humanos es, sin duda, el principal instrumento para incrementar la competitividad de las empresas, y contribuye, además, a la competitividad de la economía en su conjunto. Por eso, uno de los elementos fundamentales del Pacto Institucional por el Empleo es una importante apuesta por la formación, sobre todo por la formación profesional, que se traducirá en el gasto de al menos 16.600 millones de pesetas.

Ahora bien, y esta es nuestra apuesta, el pacto es solidario con los que sufren en mayor medida el drama del desempleo. Los jóvenes que buscan su primer empleo, las mujeres, en especial aquéllas con cargas familiares, y los parados de larga duración necesitan de la solidaridad de toda la sociedad para escapar de esa dinámica que les condena a empleos precarios o a la economía sumergida. El Pacto Institucional por el Empleo cuantifica esa solidaridad mínima en los casi 23.500 millones de pesetas que se dedicarán a medidas concretas de apoyo a la inserción laboral.

Además de explotar todas las posibilidades de empleo que nos ofrece el mercado de trabajo, el pacto pretende también recorrer y explorar a fondo todas las posibilidades que se abren como consecuencia de los cambios que experimenta nuestra sociedad en este fin del milenio. Me refiero, por supuesto, a los nuevos yacimientos de empleo definidos por la Unión Europea, pero también a esa nueva relación de los hombres y mujeres con el trabajo que se quiere concretar a través de la reorganización del tiempo productivo.

Nuestro pacto por el empleo tiene además dos principios instrumentales de enorme importancia para asegurar la eficacia de la lucha contra el desempleo, la cooperación y la descentralización. Ya he señalado que el pacto ha sido posible en gran medida por la madurez y responsabilidad de los agentes sociales. Su respuesta a la convocatoria del Gobierno del Principado de Asturias demuestra que la concertación de las políticas es posible, sobre la base del compromiso de todos en los objetivos y en una negociación abierta y transparente. La cooperación entre administraciones, agentes sociales e instituciones, además, no termina en la firma del acuerdo, sino que se extiende al seguimiento de su ejecución, que se realizará principalmente de forma descentralizada, sobre todo en colaboración con las administraciones locales. Por lo tanto, al mismo tiempo que establecemos estrategias generales debemos permitir que en su aplicación puedan adaptarse a las necesidades específicas de cada territorio. La participación de las entidades locales, que son las que mejor conocen su realidad próxima, en la definición de las estrategias y sobre todo en su aplicación, es fundamental para la efectividad de un modelo solidario de lucha contra el desempleo y sus consecuencias sociales.

Ésta es, a grandes rasgos, la reflexión que el Gobierno, las organizaciones empresariales y los sindicatos del Principado de Asturias hemos realizado durante esos tres meses de intenso diálogo y negociación. Con estas ideas queremos contribuir, modestamente, al debate y a la búsqueda de soluciones globales, porque en este envite nos jugamos probablemente el futuro de un modelo europeo de convivencia y cohesión social, asediado por aprendices de brujo que pretenden imponernos un tipo de sociedad ajeno a nuestro acervo cultural y que en otros lugares no ha traído sino desestructuración, dualización y desarraigo.

Vicente Álvarez Areces es presidente del Principado de Asturias.

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