Megafusiones en el umbral del 2000

La mundialización, la implantación del euro y el auge bursátil disparan las concentraciones

La implantación del euro, la creciente mundialización de los mercados y el auge de las bolsas son los tres elementos fundamentales para explicar el explosión de fusiones que se han sucedido a lo largo de 1999. Telecomunicaciones, química, farmacia, banca, automoción y alimentación, han sido los sectores más activos en unas operaciones de unión que en el 85% de los casos buscan la reducción de costes y en un restante 15% el crecimiento y ganar cuota de mercado, según los expertos. El valor de las fusiones y adquisiciones registradas en los nueve primeros meses del año fue de 341 billones de pes...

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La implantación del euro, la creciente mundialización de los mercados y el auge de las bolsas son los tres elementos fundamentales para explicar el explosión de fusiones que se han sucedido a lo largo de 1999. Telecomunicaciones, química, farmacia, banca, automoción y alimentación, han sido los sectores más activos en unas operaciones de unión que en el 85% de los casos buscan la reducción de costes y en un restante 15% el crecimiento y ganar cuota de mercado, según los expertos. El valor de las fusiones y adquisiciones registradas en los nueve primeros meses del año fue de 341 billones de pesetas, según la firma Thomson Financial Securities. En el último tramo del año se han acelerado.Las fusiones, defendidas por sus impulsores como un camino para ganar competitividad, lejos de ceder, tienen todos los visos de continuar, aunque cada vez son más las voces que lo supeditan a un ciclo económico y bursátil expansivo y que remitirá en la medida en que los mercados pierdan.

La coincidencia de un largo periodo de bonanza económica en Estados Unidos y en Europa, las dos grandes locomotoras del entramado económico mundial, hace que las fusiones florezcan. De hecho, en Japón, que atraviesa unos años de languidez económica, de la que parece ir saliendo, las fusiones han perdido protagonismo.

Cinco operaciones

España ha aportado a este rosario de fusiones cinco operaciones de notable calado que le han permitido engancharse al fenómeno con derecho propio. El primer episodio se produjo tan sólo dos semanas después del nacimiento del euro. El 15 de enero, el Banco Santander y el Central Hispano anunciaron su fusión para formar el BSCH y marcar el camino para que el BBV y Argentaria comenzaran a pensar en una boda irremediable que, finalmente, se anunció el 19 de octubre, para formar el BBVA. Esta entidad ya perfila una nueva unión, esta vez transfronteriza, con el Unicrédito italiano, cuyos pormenores se negocian actualmente.

Repsol tampoco quiso quedarse atrás en un sector petrolero en plena ebullición y apostó fuertemente al comprar la argentina YPF para situarse entre las ocho primeras empresas mundiales del sector. Tabacalera, ya privatizada, tras haber mantenido durante 360 años el monopolio del tabaco, era una empresa perfectamente "comprable" dentro de un sector europeo obligado a reducir costes y ganar tamaño para alcanzar economías de escala. César Alierta, su presidente, lo sabía y tomó la iniciativa para anunciar el pasado día 5 de octubre una unión entre iguales con la francesa Seita y formar la tercera empresa del sector de cigarrillos en Europa y la primera del mundo en puros. La británica Gallaher, que tenía las mismas intenciones, intentó meterse en este noviazgo sin éxito. Este intento de Gallaher da una idea aproximada de cómo todo el mundo quiere encontrar pareja estable ante el nuevo milenio.

Construcciones Aeronáuticas (CASA) también ha encontrado en los primeros días de diciembre acomodo dentro del grupo europeo EADS, junto con Dasa y Aerospatiale, como la mejor vía para resolver su futuro industrial.

Con los datos en la mano, la Unión Europea va detrás de Estados Unidos. En Europa hay muchas más empresas por sector que en Estados Unidos, lo que induce a pensar que el Viejo Continente tiene más recorrido en este aspecto. La implantación del euro ha disparado el mercado de bonos de empresas al no existir riesgos de cambio. Además, los bajos tipos de interés permiten financiar las compras de empresas con precios bajos en comparación con la proyección de revalorización de las acciones en Bolsa.

Pero no hay que engañarse, las fusiones buscan sobre todo que "dos y dos sean más de cuatro en los resultados" y para ello deben mejorar la producción y reducir costes que, en primer lugar, casi siempre afectan a las plantillas. Tampoco hay que olvidar que las fusiones están poniendo en cuestión aspectos como la capacidad de regulación de los mercados y los poderes políticos de cada país como ocurrió con el intento del BSCH de comprar el grupo portugués Champalimaud, sin olvidar las reticencias del Gobierno francés a que BNP tomara el control de Paribas y Société Générale.

Para Santiago Eguidazu, vicepresidente de AB Asesores Morgan Stanley, existe un componente cíclico en las fusiones, pero en este caso, con un hecho diferencial, y es que existe una mayor calidad en las uniones porque se producen entre firmas del mismo sector y con los mismos productos, lo que les diferencia claramente de las de hace una década y les da un mayor valor industrial. Para Eguidazu, las fusiones seguirán aunque haya que reconocer que no todas han conseguido las sinergias buscadas. Asimismo, llama la atención sobre el peligro que supone la excesiva apelación al pago en acciones en lugar de efectivo para efectuar las concentraciones, lo que supone una penalización para los accionistas de la empresa compradora.

Libertad de capitales

En opinión de Guillermo de la Dehesa, presidente del Center for Economic Policy Research (CEPR), las fusiones son una consecuencia inevitable de la libertad de capitales y eran perfectamente previsibles. Para De la Dehesa, estamos ante el segundo estadio de las concentraciones, las transfronterizas, una vez que se han producido un buen número de fusiones nacionales. Será, a su juicio, el desenlance de la oferta hostil de Vodafone sobre Airtouch en marcha, el que determine el camino a seguir en el futuro. Será un test para Gobiernos y empresas. Hace 20 años que no se daba un momento en el que coinciden un capital barato y unas perspectivas bursátiles de beneficios, lo que hace de motor para las fusiones. Sin embargo, para De la Dehesa los órganos de la Competencia deben estar muy atentos para que no se produzcan abusos de posición de dominio y, asimismo, hay que controlar el ajuste laboral para no provocar problemas sociales.

Para Miguel Ángel Fernández Ordóñez, economista, las fusiones no son tanto una consecuencia de la mundialización de los mercados como de un ciclo económico expansivo. Esta fiebre bajará cuando cambie el ciclo como ha ocurrido en estas ocasiones. El alza bursátil y la capacidad de financiar conlleva produce una euforia compradora. En las fusiones, Estados Unidos va por delante de Europa ya que hace más tiempo que cuenta con una moneda única.

Para el presidente de la Fundación Repsol, José Luis Díaz Fernández, estudioso del tema en las fusiones, lo importante es que sumen. A su juicio, dos de cada tres fusiones de los últimos años no han conseguido las ventajas prometidas para el accionista. Díaz Fernández llama la atención sobre el vértigo de este proceso y sus riesgos cuando no se miden sus efectos. Por su parte, el director económico de Anfac, Miguel Aguilar, resalta que el sector de automoción ha superado ya la fase de las fusiones transfronterizas y ha comenzado con las transoceánicas y pone como ejemplo el acuerdo Daimler-Chrysler y el de Renault-Nissan.

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