Reportaje:

Un instituto de ESO prepara un programa para evitar el fracaso escolar en alumnos conflictivos

Se potencian las actividades prácticas además de la lectura, la escritura y las matemáticas

Trabajar la madera en una clase de Conocimiento del Medio no es demasiado común, pero puede resultar muy útil para aprender a distinguir varias especies de árboles, estudiar la distribución de los bosques de la Tierra y empaparse de respeto al medio ambiente. Particularmente para los alumnos conflictivos, que no responden bien a los métodos educativos tradicionales. Siguiendo esta línea, el instituto de secundaria Manuel Alcántara, en Málaga, pondrá en marcha en enero un programa destinado a estos niños, primando la práctica sobre la teoría, con el fin de integrarlos y prevenir el fracaso esco...

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Trabajar la madera en una clase de Conocimiento del Medio no es demasiado común, pero puede resultar muy útil para aprender a distinguir varias especies de árboles, estudiar la distribución de los bosques de la Tierra y empaparse de respeto al medio ambiente. Particularmente para los alumnos conflictivos, que no responden bien a los métodos educativos tradicionales. Siguiendo esta línea, el instituto de secundaria Manuel Alcántara, en Málaga, pondrá en marcha en enero un programa destinado a estos niños, primando la práctica sobre la teoría, con el fin de integrarlos y prevenir el fracaso escolar.

Para hacer el retrato robot de estos alumnos problemáticos bastan unos pocos datos. Se trata de chicos de entre 14 y 18 años, con un nivel académico bajo, repetidores por lo común. Viven en barrios periféricos, en familias numerosas: sus padres tienen trabajos que requieren poca cualificación, sus madres se dedican a las labores domésticas. En casa no suelen ponerse de acuerdo respecto a la educación de los niños, que perciben claramente esta descoordinación; los padres tienden a amenazarles mucho y a controlarles muy poco.Antes de la implantación de la LOGSE, estos muchachos solían estar en la calle, sin la posibilidad de trabajar legalmente, porque no tenían la edad mínima. Actualmente, la obligatoriedad de la enseñanza secundaria los mantiene dentro de los institutos, muchas veces contra su voluntad e incluso contra la de sus padres. Y además de su propio fracaso escolar, no se puede negar que generan problemas colaterales: estos alumnos crean conflictos, obligan al profesorado a poner un esfuerzo desproporcionado en los aspectos disciplinarios -por ejemplo, en mantener a los chicos quietos, sentados y callados, en evitar peleas-. Todo ello tiende a disminuir el nivel académico general y redunda en perjuicio de la calidad de la enseñanza.

José Melero, psicólogo, pedagogo y orientador del Manuel Alcántara, es autor de un estudio sobre conflictividad y violencia en centros escolares, y cuenta que, hace unos nueve años, cuando empezó a implantarse la LOGSE, se registraban conflictos (es decir, insultos, amenazas, enfrentamientos, agresiones) en el 57% de los institutos de la ciudad de Málaga. Si esta encuesta se repitiese ahora, calcula Melero, se obtendrían datos cercanos al 100%: el problema se ha extendido mucho.

"El sistema educativo dispone de mecanismos para luchar contra esto, pero para muchos alumnos no sirven, no significan nada. Las malas calificaciones, las expulsiones, los partes o las amonestaciones no les importan en absoluto". Y muchos profesores se sienten desprotegidos.

Expulsado tres semanas

El perfil típico del profesor agredido responde al de una mujer que da clases en un instituto de Formación Profesional, y que imparte asignaturas que no son de Ciencias, en particular Literatura, Francés y Filosofía. En el caso de que un alumno le dé un puñetazo, la máxima sanción que puede recibir el chico es una expulsión del centro, que durará un máximo de tres semanas. Luego volverá a clase, porque la enseñanza es obligatoria y no se puede privar a un estudiante de su derecho a la educación.

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Melero señala que el aumento de los alumnos que llama "disruptivos", es decir, muy problemáticos, supera las posibilidades reales del sistema educativo, que no está preparado para asumir este nivel de conflicto. Impide la labor del profesorado y dificulta la función pedagógica, la atención a las necesidades educativas especiales, la integración... que son, precisamente, conceptos que defiende y recoge la propia LOGSE.

Los padres tampoco suelen tener recursos para enfrentarse a estas situaciones; una de las claves del proyecto del instituto Manuel Alcántara es que los profesores mantienen un contacto constante con las familias de los niños problemáticos, a los que se hace un seguimiento semanal.

Todas las soluciones pasan por la formación

¿Cuáles son las soluciones que aporta José Melero al problema de la integración de los alumnos más mayores? "Es lógico que los chicos estén en los institutos hasta que tengan edad legal para trabajar", dice. "En esto, la LOGSE tiene toda la razón; no se les puede enviar a la calle, a que se estén dos años dando vueltas, sin nada que hacer". Pero, en vez de retenerlos contra su voluntad en las aulas propone que se habilite una formación profesional básica, a la que los alumnos puedan incorporarse entre los 14 y los 16 años.Se trataría de unos estudios muy prácticos y especializados, en los que los estudiantes no se verían obligados a aprender Inglés o Historia, sino el oficio para el que se preparasen. Con esto, cree Melero, se reduciría mucho la conflictividad. Y de hecho, el programa que está elaborando el instituto Manuel de Alcántara es un antecedente de esta idea. Que tiene un defecto: sería caro ponerla en marcha.

Pero la cosa no se queda ahí. Melero también sugiere que se adapte y mejore la formación de los profesores. "Un matemático sabe mucho más de lo que enseña a los chicos, pero en su carrera no se le prepara específicamente para dar clases, y es lo que más falta le hace. Habría que crear licenciaturas nuevas, destinadas a formar profesores de lengua o de física, con una carga importante de pedagogía, de didáctica...".

Otra de las propuestas de Melero es que se organicen tutorías para los profesores novatos. "Estaría bien que los veteranos se encargasen de formarlos, que los supervisasen, y que ellos sintiesen que se les respalda y se les apoya". Este sería un modo útil de aprovechar la experiencia acumulada. El orientador opina que convendría potenciar la formación en los propios centros, y que éstos pidan ayuda en los terrenos que les parezcan más necesarios.

Melero afirma que en los institutos no se utilizan todos los medios posibles para enfrentarse a la cuestión de la conflictividad. "La LOGSE defiende el trabajo en equipo, y sin embargo, la gente se resiste a reunirse para acordar cosas, organizarse, intercambiar información".

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