El negocio de la solidaridad

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El consulado general en Moscú ha expedido este año cerca de 12.000 visados para niños de países de la antigua URSS, sobre todo de Bielorrusia (aproximadamente el 70%) y de Rusia. A veces, en las propuestas de programas de acogida se intenta colar gato por liebre, como, por ejemplo, intentos de adopciones a prueba y que sólo se formalizarían si hubiese armonía entre la familia y el niño, generalmente de cierta edad.En otras ocasiones, se presenta como víctimas de la catástrofe nuclear de Chernóbil (abril de 1986) a niños bielorrusos (Ucrania tiene consulado propio) que no presentan los más mínimos síntomas ni de sufrir los efectos de la radiactividad ni de tener ningún problema sanitario que justifique una estancia de recuperación en España. Varios programas han sido rechazados recientemente por este motivo y se encuentran paralizados a la espera de que los organizadores presenten documentación adicional.

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Al amparo de la generosidad de las familias españolas, se ha montado, sobre todo en Bielorrusia, un floreciente negocio de la solidaridad que beneficia a compañías de vuelos chárter, agencias de viajes e intermediarios diversos. En ocasiones, programas humanitarios cuyos gastos sufragan las familias españolas se han cobrado también a los padres de niños bielorrusos e incluso se han anunciado en la prensa bajo el reclamo de "vacaciones en España".

De vez en cuando, pese a la vigilancia del consulado, se cuelan en programas humanitarios niños sanos de familias acomodadas. Se ha llegado a solicitar visados, sin justificar siquiera la insuficiencia de medios económicos, para complejos tratamientos u operaciones quirúrgicas que requieren largas esperas en los hospitales para los pacientes españoles.

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