Indro Montanelli confiesa que busca un médico que le ayude a morir

A los 90 años, el escritor y periodista Indro Montanelli no teme la polémica. Esta semana, en una conferencia en la fundación Floriani de Milá sobre la muerte, el decano de la prensa italiana se confesó dispuesto a experimentar en carne propia el derecho de decisión final. "Busco desesperadamente un médico que me ayude a morir cuándo y cómo lo desee yo", dijo sin pestañear. "No tengo miedo a la muerte. Lo que temo es morir, o sea sufrir", dijo, y concedió al "derecho a la muerte" igual valor que al "sacrosanto derecho a la vida". "Tenemos normas que se obstinan en mantener en estado de sufrimi...

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A los 90 años, el escritor y periodista Indro Montanelli no teme la polémica. Esta semana, en una conferencia en la fundación Floriani de Milá sobre la muerte, el decano de la prensa italiana se confesó dispuesto a experimentar en carne propia el derecho de decisión final. "Busco desesperadamente un médico que me ayude a morir cuándo y cómo lo desee yo", dijo sin pestañear. "No tengo miedo a la muerte. Lo que temo es morir, o sea sufrir", dijo, y concedió al "derecho a la muerte" igual valor que al "sacrosanto derecho a la vida". "Tenemos normas que se obstinan en mantener en estado de sufrimiento a personas que no tienen ya vida", añadió.A las pocas horas esas palabras cargadas de dinamita hallaron amplio eco a favor y en contra. Otra nonagenaria, la Nobel de Medicina Rita Levi Montalcini, que como Montanelli firmó en su día la declaración de los derechos del enfermo terminal promovida por la fundación Floriani, se pronunció por la eutanasia. "Yo no le temo a la muerte pero tampoco estoy buscando un médico que me ayude a morir, y reivindico el derecho del individuo a escoger cuándo y cómo". El problema es plasmar en ley ese derecho. Para Levi Montalcini, que sigue desarrollando su trabajo de investigadora, "sería necesario fijar límites muy precisos", de modo que "limitara este derecho a cada persona, prohibiendo que la decisión de poner fin a una vida pueda quedar en manos de terceras personas".

Desacuerdo

En contra se pronunciaron dos grandes poderes: los médicos y la Iglesia católica, encarnizada enemiga de la eutanasia. Aldo Pagni, presidente del colegio medico profesional, cortó en seco: "La profesión no dará el paso de ayudar a cometer suicidio". A su juicio, los deseos de morir son normales en los enfermos que padecen fuerte dolor: "Piensan en la muerte por desesperación, pero en realidad desean vivir". Una tesis de difícil comprobación, que Pagni espera poder demostrar. "Hay que ayudar a los enfermos a soportar mejor el dolor y de encontrar nuevos caminos para suprimirlo, mejorando la calidad del periodo final". Otra personalidad médica, el presidente de la comisión de Bioética Mauro Berlinguer, reconoce que son demasiadas las personas que sufren, pero el modo de paliarlo no sería la eutanasia: "La prevención y la cura no llegan muchas veces a la gente porque está muy alterada. Hay que desarrollar una cultura que promueva la asistencia a esos enfermos terminales, y les acompañe solidariamente en esa fase final de la vida".

Tesis que suscribe el cardenal Ersilio Tonini, que atribuye las frases de Montanelli, a un "estado de ánimo" y como tal "no censurable". "Espero que reflexione. Estoy seguro de que se ha limitado a comunicar con franqueza sus miedos y debilidades, pero que no ha pensado nunca en lanzarse a una cruzada por la eutanasia".

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