Una de cada tres águilas envenenadas muere en Madrid

Las águilas imperiales madrileñas son unas de las que más peligro corren de morir envenenadas. De las 53 rapaces halladas muertas por envenenamiento en España desde 1992, 16 fueron encontradas en la región. Lo mismo sucede con el buitre negro: 22 de los 71 ejemplares envenenados en todo el país eran madrileños. Adena y otras siete organizaciones ecologistas esgrimen estos datos para reclamar a la Consejería de Medio Ambiente mayores sanciones y el incremento de la vigilancia forestal contra el uso ilegal de los venenos.En el mundo de la caza corre una vieja creencia, errónea según los ecologis...

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Las águilas imperiales madrileñas son unas de las que más peligro corren de morir envenenadas. De las 53 rapaces halladas muertas por envenenamiento en España desde 1992, 16 fueron encontradas en la región. Lo mismo sucede con el buitre negro: 22 de los 71 ejemplares envenenados en todo el país eran madrileños. Adena y otras siete organizaciones ecologistas esgrimen estos datos para reclamar a la Consejería de Medio Ambiente mayores sanciones y el incremento de la vigilancia forestal contra el uso ilegal de los venenos.En el mundo de la caza corre una vieja creencia, errónea según los ecologistas: las aves rapaces; las carroñeras, como los córvidos, o los mamíferos depredadores, como el zorro, acaban con los animales de caza menor (sobre todo conejos y perdices). Para evitarlo, algunos cotos de caza siembran el monte de cebos envenenados. Las rapaces, depredadores o carroñeros se comen esos cebos y caen fulminados por la estricnina.

Los ecologistas han elaborado un minucioso estudio del uso de los venenos en España en los últimos siete años. Lo bautizaron como el Programa Antídoto. En él establecen un censo de las muertes de águila y buitre negro en España. En la región, Villanueva de Perales, con tres cadáveres de cada una de las dos citadas especies, es la localidad con más víctimas por envenenamiento. Le sigue Fresno del Torote, donde se encontraron cinco buitres negros y un águila real envenenados. En 1994, en Cadalso de los Vidrios se encontró un águila real y sus dos pollos envenenados en su nido.

El informe de Adena concluye: "Pese a la gravedad del problema, no se conoce que Medio Ambiente haya sancionado a los envenenadores, lo que supone una grave responsabilidad de la Consejería y un factor clave del crecimiento del problema en la última década". Y añade: "Durante el presente año se ha registrado una reducción en el número de muertes, atribuíble a la labor del Seprona y de la joven guardería forestal, pero no al trabajo de los servicios jurídicos de disciplina ambiental".

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