El Caballero de la Gran Vía

El Oratorio neoclásico de Juan de Villanueva abre su entrada a la céntrica avenida

El Oratorio de Caballero de Gracia, joya neoclásica de Madrid pulida por el genio de los arquitectos madrileños, Juan de Villanueva, vive estas semanas un pequeño trauma. Se trata de las obras de rehabilitación y consolidación de dos plantas bajas para poner el templo a punto y mejorar sus accesos.Pese a su alcance limitado, las obras han hecho contener la respiración a más de un especialista en arte, por la delicada belleza del recinto. En sustancia, los operarios de la empresa Comsa persiguen abrir un zaguán en la fachada posterior del templo, sobre la Gran Vía, más la construcción de una nu...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El Oratorio de Caballero de Gracia, joya neoclásica de Madrid pulida por el genio de los arquitectos madrileños, Juan de Villanueva, vive estas semanas un pequeño trauma. Se trata de las obras de rehabilitación y consolidación de dos plantas bajas para poner el templo a punto y mejorar sus accesos.Pese a su alcance limitado, las obras han hecho contener la respiración a más de un especialista en arte, por la delicada belleza del recinto. En sustancia, los operarios de la empresa Comsa persiguen abrir un zaguán en la fachada posterior del templo, sobre la Gran Vía, más la construcción de una nueva escalera de entrada. Asimismo, cambiarán de ala su sacristía, que permanecía destartaladamente encajonada entre un incómodo pasillo. La circulación interior y las dependencias anejas serán modificadas.

Javier Aguilera, arquitecto de la dirección de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, cifra el presupuesto de las obras en 26 millones de pesetas. Dirige la actuación el conocido arquitecto Javier Feduchi Benlliure, que ya participó en 1987 en una restauración exterior del Oratorio, cuyo cierre fue rematado con una estructura volada, elegantemente resuelta.

Lo más innovador de la actual reforma revela la propensión de los propietarios del templo madrileño por abrir al público y así jerarquizar la fachada posterior del templo, anexa a su ábside. Tal vez un día llegue a ser la entrada principal del Oratorio, según acaricia un proyecto aún en estudio. Paradójicamente, la zona de obras está orientada hacia la gran arteria madrileña, más importante como vía que la calle que alberga la hoy ennegrecida fachada de entrada, en la angosta rúa que lleva el nombre del famoso Caballero de Gracia. La zarzuela le atribuyó una vida desenfrenada y concupiscente pero, en realidad, Jacopo Trenci de Grattis fue un noble italiano, diplomático y consejero pontificio, que destacó como intérprete en el Concilio de Trento antes de profesar votos, según los historiadores.

A Trenci se le ha atribuido impropiamente la fundación del oratorio. El longevo caballero, que vivió entre 1517 y 1619, fundó otro templo, el de San José, sobre una casa de su propiedad. El Oratorio fue fundado en 1654 por la Congregación del Santísimo Sacramento. Alberga lienzos de Alonso Cano y Carreño, y un conmovedor Cristo agonizante de Juan Sánchez Barba. Entre 1786 y 1795, Villanueva lo reconstruyó y levantó un juego de bóvedas con columnas de granito de una sola pieza, inspirado en las de la Roma imperial. Todo un prodigio de equilibrio, espiritualidad y fuerza.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En