Un niño incapaz de ingerir alimentos recibe el primer trasplante de intestino en España

Los médicos confían en que el pequeño, de dos años, salga del hospital en tres meses

La primera operación de trasplante de intestino realizada en España tiene un final feliz. Un niño de dos años que no ha podido ingerir alimentos desde que cumplió 15 días podrá llevar una vida normal en "dos o tres meses", si no se produce ninguna complicación, según el responsable de la operación realizada en el hospital La Paz de Madrid el pasado jueves, Manuel López Santamaría. La evolución del niño es buena, pero deberá permanecer una semana más en la unidad de ciudados intensivos (UCI) del centro y tendrá que medicarse de por vida.

"Mamá" fue la primera palabra que el niño, hijo ún...

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La primera operación de trasplante de intestino realizada en España tiene un final feliz. Un niño de dos años que no ha podido ingerir alimentos desde que cumplió 15 días podrá llevar una vida normal en "dos o tres meses", si no se produce ninguna complicación, según el responsable de la operación realizada en el hospital La Paz de Madrid el pasado jueves, Manuel López Santamaría. La evolución del niño es buena, pero deberá permanecer una semana más en la unidad de ciudados intensivos (UCI) del centro y tendrá que medicarse de por vida.

"Mamá" fue la primera palabra que el niño, hijo único, pronunció después de protagonizar la primera operación de este tipo llevada a cabo en España. Así lo contó ayer emocionada su madre, que pidió que no se diera a conocer el nombre del menor, rodeada por los especialistas de los hospitales La Paz y Ramón y Cajal que se responsabilizaron de la intervención.La operación tuvo lugar el jueves y se prolongó durante ocho horas, en las cuales seis cirujanos -en todo el proceso han participado alrededor de 100 profesionales, 30 de ellos sanitarios- le implantaron el intestino delgado, de unos tres metros de largo, de otro niño fallecido el miércoles. El donante tenía 13 meses y pesaba 11 kilos; el receptor, casi tres años y 18 kilos.

El trasplante de intestino es una operación complicada e infrecuente. En EEUU, el país donde esta técnica está más extendida, el año pasado sólo se realizaron 69 operaciones (el 0,3% de los trasplantes); y de las 471 intervenciones de este tipo que se han hecho en todo el mundo, sólo 179 fueron del intestino aislado, como la realizada en Madrid. El resto combinó la implantación del intestino con la del hígado u otros órganos.

Este bajo número de intervenciones no sólo se explica por la dificultad de la técnica, sino también porque son pocas las patologías que la hacen necesaria. En el caso del menor trasplantado el jueves, el origen está en una displasia microvellositaria, enfermedad congénita que impide al intestino absorber alimento o líquido alguno. No tiene tratamiento. Se desconoce el gen que la causa. La única posibilidad es trasplantar.

El receptor no probó la comida ni bebió, ni siquiera agua, desde que cumplió 15 días de vida. El pequeño ingresó entonces en el hospital Ramón y Cajal, atado a la aguja que le alimentó durante casi tres años de forma artificial. En febrero, cuando su cuerpo empezó a negarse a la alimentación parenteral y una trombosis muy avanzada del sistema venoso profundo amenazaba con dejarle sin vías para suministrale alimentos, el paciente fue trasladado a La Paz y pasó a engrosar la lista de espera de los necesitados de este tipo de trasplante.

La vida de varios niños

La respuesta a esta situación crítica, en palabras de la responsable de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica de La Paz, Isabel Polanco, llegó el miércoles en forma de llamada de la Organización Nacional de Trasplantes. Los padres de un niño fallecido estaban dispuestos a donar todos sus órganos. Esta decisión permitió salvar la vida del pequeño operado en Madrid y de otros pacientes, lo que ayer fue agradecido por los padres del niño madrileño.

El pequeño permanece de momento en observación en la UCI de La Paz, donde celebrará su tercer cumpleaños el próximo domingo, pero el equipo responsable de la operación y el que sigue su evolución son optimistas. López Santamaría pronosticó que podría abandonar la UCI dentro de una semana e ingerir alimentos sólidos después de seis semanas. Pero seguirá en el hospital. Los médicos no esperan darle el alta antes de dos o tres meses y subrayan que, cuando lo hagan, deberá recibir medicación durante toda su vida, como todos los trasplantados.

Si la evolución continúa como hasta ahora, el niño "podrá seguir una alimentación variada y normal", subrayó Polanco. Lo difícil de saber es su esperanza de vida tras la operación, ya que los trasplantes exitosos de este tipo apenas tienen una década de antigüedad.

La recuperación después de un trasplante de intestino es más complicada que las de otros órganos sólidos, como el hígado o el riñón. Para evitar el rechazo del órgano, todos los trasplantados deben ser tratados con inmunosupresores, lo que relaja sus defensas, pero la mucosa intestinal no es estéril, al contrario que otros órganos, lo que aumenta el peligro de infecciones. Precisamente por eso, aunque era una técnica conocida por los médicos desde 1959, hasta que 20 años después no apareció un medicamento que ayudaba a contrarrestar estos efectos -el inmunosupresor tracolimus-, sus resultados se contaban por fracasos. El primer receptor de un intestino falleció 12 horas después de ser intervenido.

La operación supone además un paso adelante en la evolución de los trasplantes en un país líder en donaciones como España, que ha duplicado su tasa de donación de órganos desde que fuera creada la ONT hace 10 años y hoy registra 32 donaciones por millón de habitantes. Con esta operación, amplía su cartera de intervenciones y la esperanza para los potenciales candidatos a beneficiarse de ella. Los médicos encargados de la intervención recordaron ayer que hay dos niños más en lista de espera.

El número de posibles beneficiarios varía. El Grupo Español Cooperativo para el Estudio del Trasplante Intestinal estimó en 1997 que éstos serían alrededor de una decena de casos anuales. Otros estudios hablan de hasta 40 candidatos en el mismo periodo, 25 de los cuales serían niños.

Pequeños donantes

Ningún padre podrá nunca estar preparado para ver morir a un hijo, y menos si es pequeño. Y muy pocos se plantean en un momento tan doloroso que esa muerte puede salvar otras vidas. Esa razón, unida al hecho de que la tasa de mortalidad infantil en España es baja, hace complicado encontrar un corazón, un hígado o cualquier otro órgano para los niños españoles que nutren las listas de espera de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Por eso los padres del pequeño receptor del primer intestino trasplantado en España agradecieron ayer, en primer lugar, el gesto de una familia que entregó el cuerpo de su hijo para que otros niños tengan una oportunidad.La ONT subrayó ayer la importancia de este tipo de actos altruistas. De los 1.250 donantes de órganos que hubo en España en 1998, sólo 63 eran menores de 16 años. Esto supone poco más del 5% del total, una proporción que se mantiene estable desde 1994. El 75% de los donantes menores eran varones, y la mitad murieron en accidente de tráfico.

De cada donante se puede aprovechar uno o varios órganos, de tal forma que la cifra de trasplantes pediátricos dobla la de donaciones: 141 intervenciones el año pasado. La operación más frecuente fue la de riñón (67), por delante de la de hígado (47), corazón (14) y pulmón (13).

En el otro lado, los que aún esperan. Nueve niños estaban ayer en lista de espera para recibir un hígado; dos necesitaban hígado e intestino; otro un pulmón y uno más, pulmón y corazón, según un portavoz de la ONT que advirtió que estos datos fluctuan casi cada día. Seis niños murieron en 1998 esperando un órgano.

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