Enterrados en escombros
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Las víctimas de los terremotos que fueron localizadas han sido enterradas ya. Los desaparecidos, 20.000 al menos en Turquía, de los que las autoridades ya no hablan en ningún caso, descansarán bajo los cascotes o en las escombreras a las que miles de camiones llevan, en una interminable procesión, los restos de las casas derruidas.Y el dolor infinito de los supervivientes seguirá causando tragedias diarias, desde suicidios de muchos que han perdido todo, familia, casa y esperanza, hasta traumas de resultado incierto, como los que se adivinan en esos niños que vagan en silencio y con la mirada perdida por los campos instalados por la Luna Creciente Roja, la Cruz Roja y otras decenas de organizaciones humanitarias.
Pero frente a la fatuidad de los lemas nacionalistas, los mezquinos intereses políticos a corto plazo y el fácil recurso a los agravios reales o ficticios del pasado, los turcos y los griegos han visto, compartiendo el dolor de la tragedia, lo mucho que tienen en común y lo mucho que pueden hacer juntos para que sus vínculos geográficos, culturales e históricos sean una promesa de prosperidad común y no un arma de conflicto estéril.