Seis detenidos por furtivismo y venta ilegal de carne en el norte de Sevilla

El furtivismo suena a viejo, a tiempos pasados en los que el hambre empujó a muchos a matar animales por la noche en terreno ajeno para comer. Pero no es nada que ya no exista y, además, supone un gran negocio para algunos y un terrible peligro para muchos. Un operativo de la Guardia Civil ha llevado a seis presuntos cazadores furtivos de la Sierra Norte de Sevilla ante el juez y, algo que puede ser más importante, ha acabado con una red de distribución de carne clandestina. Gran parte de la caza mayor de las sierras está enferma de tuberculosis, una enfermedad que se puede adquirir si se come...

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El furtivismo suena a viejo, a tiempos pasados en los que el hambre empujó a muchos a matar animales por la noche en terreno ajeno para comer. Pero no es nada que ya no exista y, además, supone un gran negocio para algunos y un terrible peligro para muchos. Un operativo de la Guardia Civil ha llevado a seis presuntos cazadores furtivos de la Sierra Norte de Sevilla ante el juez y, algo que puede ser más importante, ha acabado con una red de distribución de carne clandestina. Gran parte de la caza mayor de las sierras está enferma de tuberculosis, una enfermedad que se puede adquirir si se come su carne.

A mediados de este mes, un par de furtivos acabaron detenidos después de mantener un rifirrafe con dos agentes de la Guardia Civil en un control en la finca de El Pedroso. El operativo se montó después de que una llamada anónima desvelara las continuas batidas furtivas en la zona. A los pocos días, esta vez en Las Navas de la Concepción, se localizó a un furtivo que llevaba encima el cuerpo de una cierva que acababa de abatir con una escopeta, como suele ser normal en estos casos, sin documentación alguna. Cuando el veterinario examinó el cuerpo del animal, descubrió que tenía tuberculosis. Tras algunas pesquisas, se descubrió que en la zona operaba una organización de furtivos que comerciaba con la carne de las presas cobradas y con los trofeos. La cabeza de un venado medalla de oro (una catalogación basada en su peso, edad y, por supuesto, las astas) con su cornamenta puede llegar a costar medio millón de pesetas. Un venado macho adulto puede pesar hasta 60 kilos en canal y la venta ilegal de su carne rebasaría las 70.000 pesetas. Estas cifras son las que avivan ahora la llama del furtivismo. Un suboficial de las unidades de protección medioambiental de la Guardia Civil, Seprona, calculaba ayer que un cazador furtivo tiene casi asegurada una ganancia de 30.000 pesetas cada noche que sale al campo con sus armas y sus focos. El tema de la carne es más peligroso. En ocasiones, los furtivos trabajan de encargo, para resolver los menús de reuniones o celebraciones. Pero, esta carne, además de un capricho puede ser un peligro. La Confederación Ecologista Pacifista de Andalucía ya avisó el pasado diciembre de que el 90% de los jabalíes y el 40% de los venados de Doñana padecían tuberculosis. Estas cifras son un buen indicativo de la cantidad de animales enfermos que puede haber en las sierras y del riesgo que supone comer su carne. Tras un registro en Constantina y otro en El Pedroso, los agentes del Seprona detuvieron a dos personas y se incautaron de numerosas armas de fuego, cepos, redes e, incluso, la cabeza de un venado con astas de 21 puntas que, tras un primer análisis, no llevaba muerto ni diez días. La última detención, un joven de 17 años, tuvo lugar en la tarde del domingo en Lora del Río y gracias a una llamada anónima. La Guardia Civil pide colaboración y recuerda que a través del 062 se pueden realizar todo tipo de denuncias ante la sospecha de que se está practicando la caza furtiva.

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