Reportaje:

Animales a sus anchas

A escasos kilómetros de la autovía Madrid-Valencia, a su paso por El Rebollar y dentro del término de Requena, se encuentra el mayor espacio destinado a la conservación de la fauna ibérica en España. En el parque, llamado precisamente Fauna Ibérica, los animales se alejan de esa triste imagen que ofrecen tras las jaulas en los zoológicos. Es, desde hace un mes, el único centro privado de recuperación de ejemplares salvajes autóctonos de la Comunidad Valenciana. En 200.000 metros cuadrados conviven unas 150 especies de fauna ibérica, entre las que están aves, acuáticas y rapaces, y mamíferos. ...

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A escasos kilómetros de la autovía Madrid-Valencia, a su paso por El Rebollar y dentro del término de Requena, se encuentra el mayor espacio destinado a la conservación de la fauna ibérica en España. En el parque, llamado precisamente Fauna Ibérica, los animales se alejan de esa triste imagen que ofrecen tras las jaulas en los zoológicos. Es, desde hace un mes, el único centro privado de recuperación de ejemplares salvajes autóctonos de la Comunidad Valenciana. En 200.000 metros cuadrados conviven unas 150 especies de fauna ibérica, entre las que están aves, acuáticas y rapaces, y mamíferos. Las instalaciones también cuentan con una clínica veterinaria que, en cooperación con el centro de El Saler, se encarga de curar animales heridos. En este mes 17 animales han llegado al parque. "Cuando son cinegéticos normalmente nos los quedamos, si se pueden recuperar tras su rehabilitación los devolvemos a su medio", explica el director del parque, Juan Manuel Chuliá. Este parque no posee instalaciones lúdicas ajenas a la propia fauna; los animales campan a sus anchas por el recinto. El parque tiene 13 recintos para las diferentes especies, ya que no todas son compatibles. Se ha pretendido eliminar lo máximo posible las barreras visuales ubicando diferente vegetación y utilizando materiales que no resulten agresivos con el entorno. La visita al parque, que se puede hacer con guía o por libre, consta de un kilómetro y medio que se hace a pie por las diferentes zonas. Este recorrido incluye también una exhibición de cetrería. Ciervos, gamos, muflones, aves acuáticas, halcones, jabalíes, corzos, zorros, lobos, un macho montés con su hembra y cría, linces o nutrias, se pasean en sus recintos, separados del visitante para mayor seguridad, mientras que las liebres, conejos y perdices le salen libremente al paso. Los cuidadores les llaman con nombre como el zorro Pepe, el búho real Ojitos, la nutria Santi o el burro Cornelio. Uno de los principales objetivos del parque es el pedagógico. "Queremos que niños y mayores aprendan lo que es la fauna que encontrarían por el campo. La gente sabe qué es un tigre, un león, una jirafa, pero no diferencian qué es un ciervo y qué un gamo. También queremos concienciar sobre todo a los jóvenes en el respeto, fomentar que sean más responsables", señala Chuliá. Los disminuidos psíquicos y físicos reciben una atención especial en Fauna Ibérica: además de tener la entrada gratuita, se les facilita un contacto más directo con los animales. Uno de los proyectos de futuro es elaborar un programa para que los visitantes invidentes también disfruten del contacto con los animales. Otro proyecto es "la cría en cautividad de especies en peligro de extinción para posteriores estudios pero reintroduciéndolos en el medio natural", explica el director. Fauna Ibérica es una sociedad anónima creada por cinco socios que con capital privado y a una subvención de fondos europeos crearon el centro de recuperación. En el parque trabajan 17 personas. Un mes después de la apertura, unas 7.000 personas lo han visitado ya. Fauna Ibérica irá aumentando la población animal -dentro de dos semanas llegarán dos osos pardos-, aunque "conseguir fauna ibérica es muy difícil", indica Chuliá.

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