Tribuna:

Hay límites

JULIO SEOANE Aunque no lo parezca, existen límites. Aunque actualmente todo es discutible, le aseguro que hay límites, al menos en la práctica. Y se lo digo, señor consejero de Educación, porque últimamente está usted paseando por ellos. No soy partidario de analizar lo concreto y particular de la política cotidiana, porque ya existen magníficos profesionales que se ocupan de eso. Pero a veces resulta inevitable descender al estilo directo porque, y disculpe la irritante repetición, todo tiene sus límites. La política salvaje de concertaciones educativas no es del señor Tarancón, comenzó ant...

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JULIO SEOANE Aunque no lo parezca, existen límites. Aunque actualmente todo es discutible, le aseguro que hay límites, al menos en la práctica. Y se lo digo, señor consejero de Educación, porque últimamente está usted paseando por ellos. No soy partidario de analizar lo concreto y particular de la política cotidiana, porque ya existen magníficos profesionales que se ocupan de eso. Pero a veces resulta inevitable descender al estilo directo porque, y disculpe la irritante repetición, todo tiene sus límites. La política salvaje de concertaciones educativas no es del señor Tarancón, comenzó antes de su nombramiento. Lo suyo es la manera de defenderla y el estilo político ante la crítica. En los últimos días y en pleno debate, este consejero está desplegando un abanico de frases y conductas que, más allá de la provocación, pueden resultar insultantes para los ciudadanos. Defiende los conciertos educativos con determinados colegios religiosos en virtud de la libertad de elección mantenida en la Constitución, acusa de falsa y sectaria la diferencia entre enseñanza pública y privada, inaugura el curso escolar en un colegio privado y califica el acontecimiento, casi un evento, como política sin complejos. Entre otras sutilezas. Todos sabemos que la política actual recurre con frecuencia a las frases ingeniosas y sugerentes, para disimular la angustia ante su falta de ideas nuevas. Pero hay límites. No se puede utilizar la Constitución para sangrar la enseñanza pública frente a otras instituciones. Y esto al margen de las grandezas y miserias de algunos colegios de orientación religiosa o de algunos colegios de orientación sindical. Ya puestos a comerciar con frases de moda, sugiero por ejemplo decir que los conciertos son necesarios por la globalización económica o imprescindibles para la diversidad educativa valenciana. Siguen siendo frases vacías, pero duelen menos. En cuanto a la indiferencia entre la enseñanza pública y privada, seguro que el consejero confunde este debate "falso y sectario" con las discusiones sobre la tercera vía entre izquierda y derecha. Pero esto último es un problema intelectual, mientras que lo primero atenta contra la sensibilidad social. Eso no es centrar, es descentrar, casi desorbitar. Podía aprender el señor Tarancón de la sensibilidad de su compañero de Sanidad, esta vez sí, que afirma que en su consejería sólo existe un único modelo y es el de una Sanidad pública. ¿También es falso y sectario? Y el remate viene con la inauguración del curso. En un centro privado. Manifestando que en su propio entorno le habían advertido del error. Sin complejos. ¿Usted cree? ¿Sin complejos de qué? No se puede confundir una política tendenciosa con una política sin complejos, como tendencioso sería iniciar la actividad política de la legislatura en otro país o inaugurar el curso académico universitario en una universidad privada. Todo lo contrario, la inauguración ya realizada pone de manifiesto los sentimientos que orientan la política educativa. Todo es discutible y en la enseñanza mucho más. Pero hay límites en el estilo y en la práctica política. Sin embargo, el señor consejero camina peligrosamente por barandas y balaustradas. Y, no se olvide, el señor consejero es público que no privado.

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