Los tesoros rescatados por las obras

Los hallazgos arqueológicos suelen discurrir en paralelo con las obras de infraestructura. Los movimientos de tierras que generan estos trabajos y las excavaciones en profundidad que los acompañan permiten desenterrar tesoros largamente olvidados. Pero las máquinas o los picos encargados de estos trabajos también representan un grave peligro para los restos arqueológicos. Éste es el motivo de que las zonas ricas en yacimientos arqueológicos estén protegidas por ley.El resultado es que cualquier intervención en ellas requiere una estudio previo dirigido por arqueólogos y supervisado por la Comu...

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Los hallazgos arqueológicos suelen discurrir en paralelo con las obras de infraestructura. Los movimientos de tierras que generan estos trabajos y las excavaciones en profundidad que los acompañan permiten desenterrar tesoros largamente olvidados. Pero las máquinas o los picos encargados de estos trabajos también representan un grave peligro para los restos arqueológicos. Éste es el motivo de que las zonas ricas en yacimientos arqueológicos estén protegidas por ley.El resultado es que cualquier intervención en ellas requiere una estudio previo dirigido por arqueólogos y supervisado por la Comunidad. Con estos sondeos se sabe si lo que hay bajo tierra es de valor, si se pueden iniciar unas obras, si conviene excavar más profundamente o si se deben parar los trabajos.

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El pasado febrero se dio uno de estos casos. Ocurrió durante las obras de ampliación del aeropuerto de Barajas. Donde el Ministerio de Fomento quería construir dos nuevas pistas se ocultaba un poblado construido hace 2.000 años. Los técnicos de la Dirección General de Patrimonio protegieron estos restos tapándolos. Unos meses antes, en diciembre de 1998, esta dirección general paralizó las obras de un gasoducto que transcurría entre Collado-Villalba y Galapagar para salvar una calzada romana que contaba con protección. En esta ocasión se trataba de la Vía XXIV del emperador Antonino, conocida como Vía Antonina. Los responsables de Patrimonio criticaron entonces a Gas Natural, la empresa encargada de las obras, por no haber solicitado los permisos necesarios. Finalmente se le dio luz verde.

La construcción de la Ciudad del Ocio, en San Martín de la Vega, también se tropezó con restos de culturas antiguas; esta vez, restos visigodos. Recientemente, las obras de una carretera en San Fernando de Henares sacaron a la luz un importante poblado de la edad del bronce.

Roma en Madrid

Se han dado casos de hallazgos de restos romanos dentro del casco urbano. Se trata, la mayoría de las veces, de piezas aisladas, aunque, tal y como indican los arqueólogos, dan fe de la implantación romana en la zona.En la ciudad han salido en varias ocasiones piezas romanas, principalmente de los siglosI al IV después de Cristo. Por ejemplo, en un lugar tan céntrico como la esquina de la calle de Goya con la Castellana, junto a la plaza de Colón. Otros barrios en los que se han descubierto restos de la cultura que dio nombres como César o Séneca son Tetuán, la Ciudad Universitaria, Vallecas, la plaza de los Carros, el Cerro de los Ángeles o el parque de La Bombilla. Esta riqueza arqueológica se extiende al resto de la región. Éste es el caso de Alcalá de Henares (el más importante), Getafe, Valdetorres de Jarama, dehesa de la Oliva (en Patones), San Martín de Valdeiglesias o Arganda del Rey.

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