Jerga enrevesada

Las autoridades municipales de Madrid no sólo poseen, por ley, iniciativa en la elaboración de los planes generales de ordenación urbanística, sino que también fijan sus pautas, las aplican, las interpretan y, además, administran el grueso de la documentación sobre aquéllos.En Madrid, por otra parte, se cuentan con los dedos de una mano las instituciones independientes que poseen tal documentación y permiten su consulta. Así, en el Colegio de Arquitectos madrileño, sede profesional de los aproximadamente 7.000 colegiados en la región y en su fundación de la calle de Piamonte, existen fondos do...

Las autoridades municipales de Madrid no sólo poseen, por ley, iniciativa en la elaboración de los planes generales de ordenación urbanística, sino que también fijan sus pautas, las aplican, las interpretan y, además, administran el grueso de la documentación sobre aquéllos.En Madrid, por otra parte, se cuentan con los dedos de una mano las instituciones independientes que poseen tal documentación y permiten su consulta. Así, en el Colegio de Arquitectos madrileño, sede profesional de los aproximadamente 7.000 colegiados en la región y en su fundación de la calle de Piamonte, existen fondos documentales amplios al respecto, sometidos a incesante consulta por profesionales y público en general.

Un servicio de asistencia profesional, con un teléfono de la línea 900, trabaja ininterrumpidamente para satisfacer las demandas informativas sobre numerosos y prolijos asuntos urbanísticos, relativos a calificaciones de suelos, posibilidades de edificación y otros registros. Pero, a veces, resulta imposible localizar algunos textos, como el Plan de 1972 o el Catálogo de Edificios y Conjuntos de Madrid elaborado por Juan López Jaén en 1977. En ocasiones, de las planimetrías de planificación urbana, algunos consultores sin escrúpulos han arrancado, literalmente, folios enteros. En otros casos, "los textos simplemente han desaparecido", según explica una persona de este departamento. Los textos sobre planificación son generalmente redactados con una mezcla, a menudo incomprensible, de lenguajes distintos: el urbanístico, de frío cuño técnico; el arquitectónico, estético-científico; el administrativo, leguleyo y sistemático, más el lenguaje político-municipal, de difícil catalogación. Muchos planos municipales muestran una impresión gráfica defectuosa que sugiere una discrecionalidad interpretativa preocupante, no siempre aclarada en la reglamentación, habida cuenta del dinero en juego en asuntos urbanísticos.