El impacto ambiental impide construir tres grandes presas entre España y Portugal

Una comisión mixta de ambos países se reunirá en septiembre para evaluar los proyectos

Tres presas previstas en los convenios firmados por España y Portugal para el uso de ríos comunes se quedarán en papel mojado por las exigencias que la UE impone a las obras con gran impacto ambiental. La de Sela (Pontevedra), cerca de la desembocadura del Miño, y última en salir a información pública, ha sido rechazada por la Xunta de Galicia y el Ministerio de Medio Ambiente. Tampoco tienen posibilidades un trasvase al Sil y otra presa en el río Erjas (Cáceres). Aunque ésta evitaría inundaciones en Lisboa, su impacto hace prácticamente inviable su construcción.

Lo que no se hizo en ti...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Tres presas previstas en los convenios firmados por España y Portugal para el uso de ríos comunes se quedarán en papel mojado por las exigencias que la UE impone a las obras con gran impacto ambiental. La de Sela (Pontevedra), cerca de la desembocadura del Miño, y última en salir a información pública, ha sido rechazada por la Xunta de Galicia y el Ministerio de Medio Ambiente. Tampoco tienen posibilidades un trasvase al Sil y otra presa en el río Erjas (Cáceres). Aunque ésta evitaría inundaciones en Lisboa, su impacto hace prácticamente inviable su construcción.

Lo que no se hizo en tiempos de Franco y Salazar difícilmente se hará en el futuro, aseguran expertos de España y Portugal que han intervenido en la negociación del último convenio hidrológico entre ambos países.La única excepción es Alqueva, una presa ya en construcción pese a sus dificultades técnicas y su gran impacto ambiental, que será la segunda presa más grande de Europa.

Tras Alqueva, que inundará 250 kilómetros cuadrados (35 de ellos en Extremadura), es muy improbable que se construyan más presas en los ríos fronterizos, a pesar de que en los sucesivos convenios hispanoportugueses de este siglo, incluido el ultimado en noviembre en la cumbre de Vilamoura por José María Aznar y António Guterres, figura una pequeña lista de obras en ríos fronterizos.

La primera presa en descartarse será la de Sela, proyectada en el río Miño, poco antes de su desembocadura en el Atlántico. Su promotora, Unión Fenosa, que heredó la concesión de 1931, presentó en enero un proyecto para generar 160 megavatios de potencia, que preveía ocupar 480 hectáreas de terreno en sus márgenes. El proyecto ha desatado la oposición de colectivos ecologistas, vecinos de los municipios afectados, pescadores que viven de los recursos del bajo Miño y autoridades medioambientales.

El propio consejero de Medio Ambiente de Galicia, Carlos del Álamo, afirma que su departamento ha desaconsejado el proyecto por sus graves efectos medioambientales: "La comisión gallega de Medio Ambiente, precursora de la consejería, ya hizo un dictamen negativo, y la comisión de trabajo del ministerio ha declarado que el proyecto no es viable".

Del Álamo señala que el Miño es probablemente el río más regulado de España en proporción a su longitud y está jalonado por cuatro presas seguidas antes de su desembocadura.

"Se ha convertido en un canal; hacer una presa más supondría acabar con el río". El Miño es el río más meridional de Europa en el que sobreviven salmones, una especie que la Xunta trata de recuperar. Lampreas, anguilas y otras especies autóctonas desaparecerían de construirse el embalse.

Fuentes de Unión Fenosa señalan que la existencia del proyecto no implica que la compañía necesite la presa, ya que una central de gas sale hoy más barata que un embalse. El proyecto ahora desempolvado serviría, según esto, de mero toque de atención para recordar que la concesión no ha caducado.

Pedro Serra, presidente del Instituto del Agua de Portugal (equivalente a la Dirección General de Obras Hidráulicas en España), está convencido de que la presa no se va a hacer. Su departamento ratificará las citadas declaraciones de impacto. De ser así, ¿habrá que indemnizar a sus promotores? Serra lo duda, porque un paso así sentaría un precedente peligroso.

Ni una gota

Un experto en concesiones hidroeléctricas que prefiere mantener el anonimato añade que, en el marco jurídico medioambiental que impone la UE, hoy no se podrían hacer ni la mitad de los embalses que se han hecho en el pasado: "Antes hacíamos las presas para no dejar correr ni una gota de agua".El impacto ambiental, que no existía jurídicamente cuando se firmaron los convenios entre España y Portugal anteriores al actual (en proceso de ratificación), también pesa como una losa en la presa del Erjas, afluente del Tajo, proyectada junto a Alcántara (Cáceres).

Según Serra, el Erjas tiene un flujo muy irregular y carece de presas que regulen sus violentas crecidas, que a veces han afectado gravemente a Lisboa. Pero Serra no cree que la presa se vaya a construir. Nadie ha mostrado interés en hacerla. También colea un triple trasvase y sus presas correspondientes en los ríos Tuela, Mente y Pereiro (afluentes del Duero) al embalse Das Portas, en el valle del Sil, explotado por Iberdrola. Pero este proyecto también es firme candidato a pinchar por su impacto ambiental. En septiembre, una comisión mixta hispanoportuguesa determinará qué proyectos reciben el carpetazo definitivo.

Archivado En