Eliades Ochoa exhibe el orgullo guajiro y justifica el éxito con sus penares

El Bilbao Tropikal contó ayer con la presencia del conocido sonero cubano Eliades Ochoa, quien desgranó su repertorio respaldado por el Cuarteto Patria, como viene siendo habitual desde 1978. Ochoa aprovechó la visita para promocionar su nuevo disco, exhibir su orgullo campesino y confesar que durante su infancia escuchó mucha música española. "La Lola Flores no salía de la radio, y Raphael de España tampoco", rememoró.

Eliades Ochoa presentó en la capital vizcaína su nuevo disco, Sublime ilusión (Virgin), un muestrario de sones montunos, guarachas y boleros cuyo intérprete cataloga com...

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El Bilbao Tropikal contó ayer con la presencia del conocido sonero cubano Eliades Ochoa, quien desgranó su repertorio respaldado por el Cuarteto Patria, como viene siendo habitual desde 1978. Ochoa aprovechó la visita para promocionar su nuevo disco, exhibir su orgullo campesino y confesar que durante su infancia escuchó mucha música española. "La Lola Flores no salía de la radio, y Raphael de España tampoco", rememoró.

Eliades Ochoa presentó en la capital vizcaína su nuevo disco, Sublime ilusión (Virgin), un muestrario de sones montunos, guarachas y boleros cuyo intérprete cataloga como "una ilusión lograda". "Estoy seguro de que siempre va a estar fresco, porque creo que está muy bonito. Puede quedar ahí para la historia, nunca va a pasar de moda", profetiza orgulloso el guitarrista. Dicho orgullo permanece latente cuando se le pregunta si se considera un privilegiado. "Sí, soy una persona afortunada y, la verdad, creo que me lo merezco. Merezco que hoy en día tenga un disco como Sublime ilusión y haber ganado un grammy porque desde muy niño he venido dando tumbos, haciendo música, luchando y tocando siempre música guajira, música tradicional, hasta hoy. Creo que la naturaleza se dio cuenta y me mandó un rayito de sol". Efectivamente, Sublime ilusión es el último capítulo de una trayectoria artística que arranca cuando, con sólo seis años -"parece que nací con un poco de música en la sangre"-, el pequeño Ochoa se ganaba una calderilla tocando en la calle y pasando el platillo. Un largo y arduo camino en el cual el músico ha hecho méritos suficientes para convertirse en una especie de embajador cultural de su país. "No pienso que sea embajador de ningún tipo, pero sí siento la responsabilidad de defender la música tradicional cubana, que ese peso está en mis hombros, y me siento muy orgulloso de llevar esa bandera de nuestra música". La edición, en noviembre, de un libro-disco conmemorativo de los 60 años de existencia del Cuarteto Patria destaca entre los planes de un músico que saltó definitivamente a la fama gracias al éxito del proyecto Buena Vista Social Club y al que le crispan los comentarios de colegas cubanos que han criticado el éxito de los soneros en Europa. "¿No serán artistas frustrados? Eso se puede ver como envidia, es decir, reconozco la virtud y el éxito que tú tienes, pero con rabia de que yo no puedo. Eso será lo que está pasando", afirma al respecto.

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