Cartas al director

Nucleares

No sé si son muchas o si son pocas, pero sí sé que son muy activas las personas que en todos los medios de comunicación -también en EL PAÍS- abogan por la cancelación y la no renovación de las centrales eléctricas de combustible nuclear. Siempre hablan de peligros graves, pero indeterminados, y del terrible y tristemente conocido caso de Chernóbil (Ucrania), en una central muy distinta de las españolas y en una zona que se consideraba por muchos como colonia de Rusia.

Creo que casi todos preferimos la energía procedente de centrales hidráulicas, salvo los que protestan porque los embal...

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No sé si son muchas o si son pocas, pero sí sé que son muy activas las personas que en todos los medios de comunicación -también en EL PAÍS- abogan por la cancelación y la no renovación de las centrales eléctricas de combustible nuclear. Siempre hablan de peligros graves, pero indeterminados, y del terrible y tristemente conocido caso de Chernóbil (Ucrania), en una central muy distinta de las españolas y en una zona que se consideraba por muchos como colonia de Rusia.

Creo que casi todos preferimos la energía procedente de centrales hidráulicas, salvo los que protestan porque los embalses inundan fincas y consideran negativo su impacto ecológico. También nos parece interesante la energía eólica, salvo las protestas por contaminación sonora y por destrozos de paisaje. Sin embargo, esas energías limpias y hasta puede que baratas, junto con otras como las de aprovechamiento de mareas, no pueden cubrir los consumos de horas valle; es decir, los básicos y continuos durante todo el día. La solución de consumir mucha menos energía siempre se propone hacia los demás, pero todos queremos seguir con trenes, luz, lavadora, televisor y fábricas de todo, aunque sólo sea para dar trabajo y evitar el paro.

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El petróleo es caro, de importación y también muy contaminante. El gas es muy caro y pudiera ser de suministro escaso o inseguro en algunas ocasiones. ¿Qué nos queda?: las centrales de carbón. ¡Qué bien! El carbón podría ser barato si los mineros cobrasen poco y las minas tuvieran altos rendimientos. Daría trabajo a mucha gente. Luego se protestaría por la alta contaminación y los gases sulfurosos que desprende su combustión, pero nada es perfecto...

Sin embargo, parece que nos olvidamos de los muertos por accidente en las minas de carbón, nos olvidamos de los enfermos de silicosis, inválidos para seguir produciendo en plena juventud. ¿Cuántos muertos y enfermos por causa de la minería del carbón se cuentan anualmente en España por cada gigavatio-hora producido? ¿Cuántos se han producido por causa de la industria del uranio, centrales nucleares incluidas? Cuando conozca esos datos podré saber si esos enemigos de las centrales nucleares son personas conscientes o son gentes que siguen una moda o, peor aún, que persiguen empobrecer nuestra sociedad.-

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