Diálogo "in extremis" para salvar el plan de paz del Ulster ante el plazo definitivo que vence mañana

El desarme de los grupos armados del Ulster volvió a dominar las negociaciones de paz multipartitas que ayer se retomaron en Belfast y que tienen una fecha límite: mañana. Las conversaciones se estancaron en su primer día a falta del compromiso sobre el desarme del Ejército Republicano Irlandés (IRA) que exige el nuevo plan propuesto por los primeros ministros del Reino Unido e Irlanda. Mientras, la tensión volvía ayer a la población protestante de Portadown tras conocerse la prohibición de que la conflictiva marcha orangista del 4 de julio atraviese un barrio católico de la localidad.

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El desarme de los grupos armados del Ulster volvió a dominar las negociaciones de paz multipartitas que ayer se retomaron en Belfast y que tienen una fecha límite: mañana. Las conversaciones se estancaron en su primer día a falta del compromiso sobre el desarme del Ejército Republicano Irlandés (IRA) que exige el nuevo plan propuesto por los primeros ministros del Reino Unido e Irlanda. Mientras, la tensión volvía ayer a la población protestante de Portadown tras conocerse la prohibición de que la conflictiva marcha orangista del 4 de julio atraviese un barrio católico de la localidad.

Los primeros ministros del Reino Unido e Irlanda, Tony Blair y Bertie Ahern, que presiden la reunión, exigen el desarme del IRA como garantía de la entrada de su rama política, el Sinn Fein, en el autogobierno norirlandés. El unionista David Trimble defendió la entrega de armas "simultánea" a la formación del Ejecutivo de Belfast. Mientras la sesión negociadora continúa hasta su hora límite, la medianoche del mañana, la Comisión independiente de Desfiles negó el permiso oficial a la marcha convocada por la logia orangista de Portadown para este domingo. Los orangistas, miembros en su mayoría de los partidos unionistas norirlandeses, podrán desfilar por su itinerario tradicional salvo por el tramo de la calle Garvaghy, predominantemente católica. La falta de un acuerdo entre la Orden de Orange y la comunidad de vecinos de Garvaghy obligó, por segunda vez en dos años, a la prohibición de esta conflictiva marcha.

Al anunciar su decisión, el presidente de la comisión, Alistair Graham, advirtió de las fatales consecuencias del "continuo fracaso" en la resolución de la disputa: "Desorden público, odio sectario que conduce a la violencia, muertes trágicas, daños económicos...".

El propio Tony Blair intervino ayer en los contactos entre ambos sectores, los protestantes de la orden de Orange y los vecinos de Garvaghy Road, uno de los pocos tramos católicos en la prominentemente y protestante ciudad de Portadown. Y, tras anunciarse la decisión, el primer ministro urgió a los líderes orangistas a buscar una alternativa que evite la repetición de los disturbios y abuso de violencia que dominaron las ediciones pasadas de esta marcha anual en conmemoración de viejas victorias sobre los reyes católicos.

El temor a un rebrote de los desórdenes públicos con motivo de las marchas protestantes es real . Y esa perspectiva refuerza la determinación de Blair y de su homólogo irlandés, Ahern, por conseguir el éxito en las negociaciones multipartitas. Es más, ayer recibieron el apoyo del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, quien, en una entrevista en la BBC, advirtió de los riesgos que correrá el Ulster si no se llega a un acuerdo mañana.

En la mesa del Palacio de Stormont está su nueva propuesta conjunta. La presión, de acuerdo al último plan, recae específicamente en el IRA en tanto que se le exige un comunicado comprometiéndose a entregar las armas para la primavera del 2000. Esta es la fecha contemplada en el Acuerdo de Viernes Santo de 1988, que compromete a todos sus firmantes, incluido el Sinn Fein, a "utilizar toda su influencia" para procurar el decomiso de las armas ilegales. Clinton también insistió en este punto, aunque reconoció "los problemas legítimos que tiene el Sinn Fein con el desarme".

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La salvaguarda

El compromiso del IRA, de acuerdo a unos plazos y a la supervisión de la comisión internacional, haría posible la entrada inmediata del partido republicano en el autogobierno. La propuesta de Londres y Dublín incluye una salvaguarda: si el IRA incumple su promesa y se mantiene armado a partir de mayo del 2000, el Sinn Fein será expulsado del Ejecutivo autonómico. David Trimble, líder del Partido Unionista del Ulster, mayoritario en la región, pidió al "movimiento republicano" la aceptación clara de "sus obligaciones" respecto al decomiso de las armas. Trimblese declaró: "Estamos preparados a avanzar, pero debe haber decomiso de armas" simultáneo, señaló en un descanso de las negociaciones. Para Trimble también hubo mensaje de Clinton: "Algo que les querría decir a los unionistas es que siempre pueden retirarse si los acuerdos no se cumplen, pero espero que acepten la propuesta [de Blair y Ahern] y den al plan una opción". El Sinn Fein interpretó las palabras de Trimble de manera bien distinta, como un alejamiento del contenido del Acuerdo de 1988, que no incluye el desarme entre las precondiciones a su entrada en el autogobierno. "Con sus consignas de "no armas, no Gobierno", los unionistas están dándole la vuelta al acuerdo", denunció el líder republicano Gerry Adams.

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