Editorial:

Adiós a las armas

El acuerdo de desarme firmado por la guerrilla kosovar con la OTAN es un punto crucial para pacificar la provincia serbia. Si todo se cumple según el compromiso sellado en Pristina, varios miles de combatientes del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) dejarán esta misma semana sus uniformes y abandonarán sus posiciones. En un mes habrán entregado a la Alianza el armamento pesado, y en 90 días, el resto de sus armas automáticas. Clinton ha agradecido al jefe del ELK su disposición al desarme y la promesa de respetar a los serbios residentes en Kosovo. El adiós a las armas del ELK adquiere su...

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El acuerdo de desarme firmado por la guerrilla kosovar con la OTAN es un punto crucial para pacificar la provincia serbia. Si todo se cumple según el compromiso sellado en Pristina, varios miles de combatientes del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) dejarán esta misma semana sus uniformes y abandonarán sus posiciones. En un mes habrán entregado a la Alianza el armamento pesado, y en 90 días, el resto de sus armas automáticas. Clinton ha agradecido al jefe del ELK su disposición al desarme y la promesa de respetar a los serbios residentes en Kosovo. El adiós a las armas del ELK adquiere su verdadera dimensión esperanzadora a la luz de los hallazgos diarios que muestran la barbarie practicada por las fuerzas serbias. Clinton señalaba ayer que el número de civiles asesinados es mucho mayor de lo imaginado y que los albanokosovares que ya regresan en masa a su tierra necesitarán mucha sangre fría para no embarcarse en una espiral de venganza. Un elemento básico para disuadir las actitudes revanchistas debe ser la agilización de los procedimientos del Tribunal de La Haya. A diferencia de Bosnia, especialistas del FBI y Scotland Yard están ya en Kosovo documentando el informe contra Milosevic y su Estado Mayor. La propia fiscal Harbour ha sugerido que los cargos contra el dictador serbio pueden ser ampliados al de genocidio ante las abrumadoras evidencias de exterminio étnico.

Más información

El Ejército extraoficial de los albanokosovares, un organismo militar surgido de la desesperación, ha ganado en el último año creciente apoyo popular. Como organización política puede desempeñar un papel considerable en el diseño del futuro autogobierno de Kosovo. La mayoría de sus miembros son voluntarios que se han unido en los últimos meses al ELK y que ahora tendrán más motivos para participar en la reconstrucción de su tierra que en formar parte de una organización armada. Los próximos meses serán cruciales en la definición del poder político en Kosovo, dividido ahora entre el difuminado Ibrahim Rugova y la guerrilla del ELK. Occidente debe cooperar por todos los medios para limar las discrepancias entre ambos grupos en tanto llega el día en que los albanokosovares puedan elegir democráticamente a sus representantes.

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