La fe mueve montañas

Un ejemplo de aquello de que la fe mueve montañas. El arquitecto Josep Maria Jujol, discípulo de Gaudí, ideó el único santuario dedicado a la Moreneta en las comarcas de Tarragona. En concreto, en la población de Montferri (Alt Camp). Jujol inició las obras en 1925, pero quedaron inacabadas en 1931. Sesenta años más tarde, se forma una comisión para culminar la obra del arquitecto. Ha costado 200 millones de pesetas, sólo 30 de ellos subvencionados por las instituciones, y 9 años. Donativos, loterías, recaudaciones, conciertos. Los arquitectos Joan Bassegoda, titular de la cátedra Gaudí de la ...

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Un ejemplo de aquello de que la fe mueve montañas. El arquitecto Josep Maria Jujol, discípulo de Gaudí, ideó el único santuario dedicado a la Moreneta en las comarcas de Tarragona. En concreto, en la población de Montferri (Alt Camp). Jujol inició las obras en 1925, pero quedaron inacabadas en 1931. Sesenta años más tarde, se forma una comisión para culminar la obra del arquitecto. Ha costado 200 millones de pesetas, sólo 30 de ellos subvencionados por las instituciones, y 9 años. Donativos, loterías, recaudaciones, conciertos. Los arquitectos Joan Bassegoda, titular de la cátedra Gaudí de la Universidad Politécnica de Cataluña; Josep Maria Jané, y el holandés Jos Tomlow han sido los responsables de acabar la obra, que se inaugura este fin de semana, basándose en las obras iniciales de Jujol y en sus planos. Ayer se instaló en el santuario acabado la imagen de la Moreneta, llegada desde Montserrat, y hoy se realizará la bendición del recinto. El equipo de arquitectos decidió mantener escrupulosamente el estilo de Jujol. Para ello contaban con los pilares construidos por el arquitecto, los cimientos y la parte baja del edificio. Asimismo, disponían de planos en sección y alzado del edificio dibujado por Jujol que reflejaban la voluntad del artista. Joan Bassegoda explica que, pese a que, por ejemplo, las montañas de Montserrat que Jujol concibió como ornamento exterior de la bóveda del santuario "no estaban delineadas perfectamente", los técnicos han procurado ceñirse en lo posible a la voluntad del artista. Es más, toda la construcción se ha hecho a pie de obra mediante el uso de los moldes de madera con los que trabajó Jujol. "Es una construcción muy respetuosa, casi mimética", explica Bassegoda. Josep Maria Jané, por su parte, explica que si bien el discípulo de Gaudí acababa las obras de los interiores al enyesarlos y pintarlos posteriormente, los arquitectos han optado por no hacerlo, dado que la pintura de Jujol "era muy personal". Así, la única licencia que se han permitido es un ornamento en la clave de la bóveda o la distribución de los colores de las vidrieras, no definidas por el artista de Tarragona. Aun así, realizaron un estudio sobre los colores más utilizados por el modernista y han primado el azul, el rojo y un punto de amarillo. El santuario ocupa 300 metros cuadrados y tiene una altura de poco más de 30 metros. Los técnicos explican que la principal dificultad del proyecto, además de la falta de recursos y el hecho de tener que trabajar con personal no especializado, ha sido meteorológica: "El frío y el fuerte viento impedía trabajar en los periodos de otoño e invierno". De hecho, un vendaval en 1943 se llevó parte de la construcción original de Jujol, que se ha podido reconstruir gracias a que existen fotografías. Otra de las dificultades ha sido la oposición de algunos arquitectos de la zona a la reconstrucción, quienes denunciaron a Bassegoda ante la Comisión de Depuración Profesional por no haber visado la obra ante el Colegio de Arquitectos. Finalmente, la comisión dictaminó una leve reprimenda para el arquitecto -que no se ha materializado, según Bassegoda-, quien, además, sostiene que por tratarse de una obra de un edificio de propiedad municipal, no requiere más documentación o permisos que los del propio consistorio. Jujol recibió el encargo de realizar un santuario dedicado a la Moreneta por el jesuita Daniel Marià Vives, que pretendía acercar el culto a la Virgen a las comarcas de Tarragona, "en unos tiempos en los que viajar a Montserrat era muy complicado", según explica el alma máter de la comisión formada en Montferri, el misionero Josep Maria Jané, de igual nombre que el arquitecto (son primos). En 1925 se puso la primera piedra. Jujol acudía a visitar las obras en tren hasta la estación más cercana y después en mula o incluso a pie. En 1931, con la expulsión de los jesuitas, la fuente de financiación para la obra se extinguió y la construcción quedó interrumpida hasta 1990, cuando el misionero regresó de África y se decidió la constitución de la comisión y la junta de obras local que continuaría la obra de Jujol. Nueve años más tarde, y durante este fin de semana, se inaugura el santuario de la Mare de Déu de Montserrat de Montferri. "Una pequeña joya", según Bassegoda.

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